Cannes 2017: «La defensa del Dragón», un cine humanista desde Colombia
Por Jean-Pierre Garcia
En exclusiva desde Cannes
«La defensa del Dragón», primer largometraje de ficción de Natalia Santa, se presentó como parte de la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes. El filme nos traslada a Bogota tras los pasos de tres amigos apasionados por el juego de ajedrez: Samuel, profesor de ajedrez y de matemáticas; Joaquín, relojero al borde de la bancarrota, y Marcos, homeópata español y jugador de póker (para ganar plata).
Los personajes viven en un mundo que ya casi no existe. Son actores y testigos de una decadencia escondida entre la paredes oscuras del Club Lasker, del casino caribeño y del antiguo café La Normanda. Estos edificios parecen ser huellas de los años veinte del siglo pasado, pero además son huellas de estos personajes. No es preciso buscar la nostalgia del pasado en «La Defensa del Dragon» pues sus tres personajes simbólicos son parte del pasado mismo. A estos sólo les importa dos cosas: primero, la pasión por el juego y el tiempo frente al tablero de ajedrez; lo segundo es disfrutar un trago o una comida con los amigos. El mundo se puede desbarrancar sin que lo notan. Y se supone que las mujeres que quizás amaron se fueron sin que se dieran cuenta.
La narración sigue de modo más preciso la vida diaria de Samuel (conocido como el Maestro -de Ajedrez-), el más joven del grupo, interpretado por Gonzalo De Sagarminaga. Se ve muy inteligente pero vive como un solterón poco cuidadoso de su apariencia y de su dinero. Encima tiene una hija a la que no cuida a pesar de que la niña siempre va a buscarlo. Dos vecinas, madre e hija, lo ayudan a sobrevivir de modo correcto: planchan su ropa, limpian la casa y buscan seducirlo, pero poco le importan. No pide nada y no ofrece nada tampoco.
Su amigo relojero (Hernán Méndez), está perdiendo habilidad en su oficio pero siempre está dispuesto a una partida (en su propio almacén y taller), apesar de que todos piensan que es depresivo y nadie se lo dice. Mientras que Marcos (Manuel Navarro) tiene igualmente sus propias contradcicciones.
La película de Natalia Santa nos propone una mirada muy diferente de lo que tenemos la costumbre de ver en el cine colombiano: nada de crímenes o violencias, nada de drogas o de guerra civil. Se trata de una propuesta universal. Todo pudiera pasar en una gran ciudad latina o del Mediterraneo. Presenciamos personajes que viven al margen, un poco obsesivos, de cierto modo poetas que viven sus ilusiones.
Y, avanzando en la historia desarrollada por la directora, sentimo en este retrato «amistoso» una verdadera empatía con sus personajes. Es un cine respetuoso de las personas, lúcido y amable, algo que resulta un descanso en lo acelerado de un festival como Cannes. Es, de modo muy claro, otra prueba de lo sensible e inteligente que ha sido el trabajo de selección de la Quincena de Realizadores 2017.
«La defensa del Dragon» de Natalia Santa
Colombia -2017, 80 minutos
Quincena de Realizadores (Quinzaine des réalisateurs)
