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Reporte de la semana

2016-02-09 00:00:00

Crítica: «Anomalisa», la necesidad de escuchar otra voz

Por Ali López

“Anomalisa” (Charlie Kaufman-Duke Johnson|USA|2015) es un filme peculiar. En primer lugar es una cinta animada, un stop motion para ser exactos, pero a diferencia de lo que podía creerse, no es una cinta infantil; por el contrario, es una de las cintas más adultas del último año. Otra de sus peculiaridades es que es a pesar del realismo crudo que intenta emanar, juega con la fantasía, con lo mágico; y he ahí la justificación de su manufactura. Aunque sigue la línea de “realismo mágico” o “mágico realismo” al que uno de sus creadores, Charlie Kaufman, nos tiene acostumbrados, “Anomalisa” es la que menos cae en jugos laberinticos de la mente, el tiempo y/o el espacio; he ahí la crudeza directa de su trama, pues aunque podemos ver secuencias oníricas, éstas son sólo puentes racionales que no llevan a comprender la psique del personaje principal.

La historia es sencilla: Michael Stone (David Thewlis) viaja a Cincinnati a realizar una conferencia sobre su exitoso libro, y aunque su vida no cuenta con un solo problema económico, el vacío existencial le ha pegado. Está solo, a pesar de tener una esposa, un hijo, un  viejo amor que aún lo añora y cientos de seguidores que claman amarlo, Michael está en la mitad de su vida, perdido en una selva oscura, dispuesto a encontrar el infierno. Sin embargo, una anomalía llega a su vida, Lisa (Jennifer Jason Leigh), quien parece ser capaz de cambiarlo todo.

Uno de los componentes esenciales de la cinta es el sonido; las voces, para ser exactos. A diferencia de otras dos películas que contienden este año por Oscar junto con “Anomalisa”; “Shaun the sheep Movie (Mark Burton-Richard Starzak|UK-Francia|2015) y “O menino e o mundo” (Alê Abreu|Brasil|2013) que utilizan el mudismo universal, es decir la ausencia de diálogos, y la nula utilización de voces externas para el desarrollo de su narrativa; en “Anomalisa” estas voces son las que le dan un sentido de notoriedad y profundidad o lo que viven los personajes. Tom Noonan es el responsable de ejecutar todas las voces no pertenecientes a los personajes principales de la cinta; sin importar su sexo, edad o condición social. Esto le da una homogenización al mundo que vive Michael, comprendemos su hastío, su soledad y su desesperanza. Nos sorprendemos también ante la voz de Lisa, ante sus cantos y sus gemidos; con el simple uso de la voz somos capaces de recibir las texturas que la expresión no permite. Porque aunque la animación es soberbia, y el manejo de los personajes es natural y de una calidad impresionante, sus expresiones se quedan cortas, son acartonadas y robóticas; pero, un momento, esa es la intención, ahí está el meollo del asunto, del porque se decidió realizar esta historia de esa manera.

Varios aspectos de “Anomalisa” recuerdan a la anterior, y primera, cinta de Kaufman, “Synecdoche, New York” (Charlie Kaufman|USA|2008), donde la incapacidad del personaje principal, interpretado por Philip Seymour Hoffman, para expresar sus emociones por medio de aspectos naturales, como las lágrimas, es parte fundamental del entendimiento del personaje, de su abatimiento social y metáfora a lo “melodramático” que suele ser la expresión del sentimiento humano; aunque su profundidad sea poca. Michael también es incapaz de llorar, y eso lo abruma, pues no encuentra otra manera de expresar lo que siente, aunque las lágrimas solo haría evidente lo que su situación ya demuestra; para él no hay nada más que tristeza.

El ritmo de la cinta no puede ser llamado lento, pues esa cadencia tiene un propósito, pero algo es seguro, no es vertiginoso;  no es la clásica cinta animada para adultos como “Fritz the cat” (Ralph Bakshi|USA|1972) o “El Santos vs. La Tetona Mendoza” (Alejandro Lozano-Andrés Couturier-Álvaro Curiel|México|2012) que sólo juega con la vulgaridad, lo estridente del sexo y el inconmensurable tono de las malas palabras; aunque, para no decepcionarlos, sin hay mucho de esto. Pero su toque es diferente, porque la película nunca quiere ser sólo la versión adulta de algo, o la sátira adolecente del mundo. El filme utiliza su tipo de producción, la animación cuadro a cuadro, para desentrañar más los aspectos frívolos de su universo, la frialdad de las expresiones y lo insoluble que es perderse en un camino sin final, ni retorno. Para alguien que ha conseguido el éxito gracias a su habilidad para mejorar las comunicaciones humanas, es el infierno no poder encontrar una voz diferente, una voz que lo escuche, y lo aliente; alguien capaz de demostrarle que aún se puede hablar con la gente.

“Anomalisa” se promueve como la cinta más humana del año, hipérboles aparte, es una película que marcará a quien la vea, pues su humanidad no depende sólo de su esencia, sino de la presencia de quien la ve, y sienta, y entienda lo que la cinta dicta; pues seamos sinceros, hay muchos en este planeta dispuestos a seguir escuchando siempre las mismas voces.