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2014-11-15 00:00:00

Los Cabos: Variedad con el documental de Rogert Ebert, animación japonesa y cine de terror

Por Ali López
Desde Los Cabos

Aparte de la sección oficial, Los Cabos International Film Festival (CIFF) nos presenta varios cortes que varían con lo establecido por el festival.

La sección de homenajes, rinde en ésta edición un tributo póstumo a una de lo más importante críticos de cine del siglo XX, Roger Ebert. “Life Itself” (Steve James USA-2014) es un documental que nos cuenta la vida y obra de éste connotado periodista estadounidense, ganador del premio Pulitzer, y cuya imagen se ha vuelto emblema de la crítica cinematográfica. La cinta tiene un tono televisivo, pareciera más un programa de E! Entretainment que una cinta para ser exhibida en la pantalla grande, peca de pretensiosa, pues aunque evidencia pros y contras de su protagonista, acaba justificando siempre sus males, y sitúa Ebert en un pedestal inalcanzable. Es cierto que abarca todos los aspectos de la vida de personajes, y lo desenmascara fehacientemente; vemos al Ebert arrogante frente a la pantalla, a la vez que vemos al Roger acabado por el cáncer. Pero no hay más que la anécdota, pues la cinta no innova, no presenta algo que la diferencie de otros testimonios biográficos, ni ejercicios documentales. El filme se sostiene por Ebert mismo, por su personalidad que atrae y repele al mismo tiempo, por esa candencia al hablar, y el profuso estilo al escribir.

“Life Itself” sólo funciona como testimonio de la vida de Ebert, pues su vida debe ser conocida y vista. Nos guste o no su estilo, o ideas, su presencia significó un cambio importante para el periodismo cultural, y sólo por eso valdría la pena ser visto el documental. Pagar por ella en algún cine, no me parece justo, pues su temática, estilo y ritmo es puramente televisivo.

La sección Destellos del Mundo, nos trae a México lo mejor del globo, olvidando por un momento a nuestros vecinos geográficos. Lo más reciente del estudio Ghibli, “La historia de la princesa Kaguya” (Kaguyahime no monogatari, Isao Takahata, Japón-2014) es una de las cintas más esperadas en esta sección. Una tradicional historia japonesa, animada con ilustraciones hechas en acuarela, y la fama prestablecida por el estudio, llenaron la sala 5. La historia es preciosa, clásica, pero poco atrayente para las nuevas generaciones. La duración de la cinta también aleja su público principal, el público infantil. Pues el ritmo y la estética ya no corresponden a las nuevas tendencias, claro que esto no es un pecado, y llega a ser hasta un acierto, pues refuerza la tradición prestablecida. Pero seamos sinceros, los niños de ahora ven ya cosas impresionantes sobre la pantalla, llenas de efectos especiales y tramas ágiles. La princesa Kaguya, siendo juzgada como film infantil, no recibe una calificación aprobatoria, pero como film adulto, puede tener ciertos aciertos interesantes. Los personajes logran una redondez atrayente, causando las reacciones sentimentales que impulsan y requieren. La estética es impresionante, la animación y los trazos llegan a lo sublime. La trama sólo se sostiene por el documento social, pues por sí misma ya es cansada y fallida. Kaguya sólo sirve para amantes de la animación, y/o lo japonés.

La sección Ocaso nos trae una propuesta de género, el terror, el principal de ellos. “What we do in Shadows” (Jemaine Clement, Taika Waititi, Nueva Zelanda-2014) es un falso documental acerca de un grupo de vampiros que comparten un apartamento, e intentan sobrevivir a la vida moderna, y los avatares que vienen con ella. Hay una palabra para describir éste filme: hilarante. El tono cómico funciona, las risas están aseguradas, y no sólo como pequeñas sonrisas, sino carcajadas que estallan una tras otra.  El guion funciona, la idea que siempre parece agotarse vuelve a surgir con una nueva y genial idea. Son chistes cliché tal vez, pero están tan bien ejecutados que se olvida si ya fue una idea previa. Los amantes del cine vampírico amaran la cinta, está llena de referencias; ahí está Drácula, Nosferatu, los vampiros de Anne Rice, y los vampiros de Joel Schumacher, sus diferentes tendencias, sus diferentes defectos y virtudes.

Un filme que se disfruta al máximo, que estalla, encanta, y se vuelve entrañable. Recomendable por su puesto, y aquí se abre la esperanza que llegue a las salas de México, pues perderlo, sería un error lastimero.