Chano Urueta. El abuelo que hacía cine

Por Pedro Paunero

A la memoria de Edelmira Orta Rodríguez, viuda de Chano Urueta (1927-2014)

Entrevistamos a Marco Urueta, nieto del director mexicano Chano Urueta, uno de los realizadores mexicanos más influyentes de la Época de Oro de la industria cinematográfica nacional, en la cual la confesión, los recuerdos y los valores familiares retratan un cuadro dónde la admiración rinde tributo a la memoria del gran abuelo que hacía cine.

Pedro Paunero: ¿Quién es Marco Urueta?

Marco Urueta: Soy Marco Antonio Urueta Orta, administrador de empresas aunque pienso dedicarme al guionismo de cine, tengo 33 años, soy nieto de Chano Urueta quien tuvo tres hijos, los tres ya murieron, soy el último Urueta en México junto con mi primo Blue Demon Jr. y guardo la memoria del abuelo quien murió tres años antes de que yo naciera.

P.P. ¡Eres el último de los Urueta! ¿Cuál es el origen del apellido?

M.U. Es de origen vasco. Aunque mi abuelo nació en Mineral de Cusihuaráchic, Chihuahua en 1904. Su padre fue Jesús Urueta, a quién llamaban “el príncipe de la palabra”, quien fuera periodista y un político muy importante durante los gobiernos de Francisco I. Madero y Venustiano Carranza, sus restos se encuentran en la Rotonda de los Hombres ilustres. También tenemos a Don Justo Sierra entre nuestros familiares.

P.P. ¡Don Justo Sierra, ni más ni menos! ¿A qué edad te diste cuenta de que tenías a un director de cine como abuelo?

M. U. Yo crecí con su historia, con lo que me contara mi abuela y mi mamá y me convertí en su fan número uno. Mi abuela murió el pasado 13 de julio a los 87 años. Tenía 16 años y él arriba de 40 cuando se casaron.

P.P. La gente de cine de aquella época, al contrario que muchos de ahora, era muy culta, estaban relacionados con los intelectuales de este y de otros países ¿Qué personajes conociste o con quienes se relacionó tu familia?

M. U. Por ejemplo, mi abuelo pintaba pero de no manera profesional, quien sí pintaba era mi madre, Lucia Urueta, quien realizó hace muchos años una exposición en el Casino de la Selva, en Cuernavaca, que se llamó "La razón de la sinrazón" y la apadrinó David Alfaro Siqueiros.

P.P. ¿Cómo era el rodaje de una película de Chano Urueta?

M. U. Para hacer los guiones o adaptaciones de sus películas pasaba largas noches en su biblioteca rodeado de refrescos de Cola, y más de 2,000 libros. El paradero de los libros nadie lo sabe. No le permitía la entrada a nadie para poder concentrarse. Mi abuelo era perfeccionista, decía que el "ahorita" no existe, que es "Ahora, ¡para ya!” No le gustaban los errores. También decía que la sabiduría humana se condensa en tres palabras: “Confiar y esperar”.  Otra cosa que mi abuela me contaba era que en los estudios mi abuelo ponía un letrero donde prohibía la entrada a las monjas y bizcos.

P. P. ¿Por qué prohibía la entrada a monjas y bizcos?

M. U. Según mi abuela, decía que le daban mala suerte. La entrada a los sets estaba prohibida a las monjas porque era ateo.

P.P. ¡Qué lamentable, de verdad, eso de la pérdida de su biblioteca! Sé que tu abuelo fue el creador de uno de los géneros más representativos del cine mexicano, el cine de luchadores, háblanos de eso.

M.U. Así es, con “La bestia magnífica” en 1952 y el público lo encasilló en este género, sin embargo mi abuelo Chano tiene 117 películas dirigidas. De hecho la mejor de sus obras para muchos es precisamente “El Conde de Montecristo” en 1942, él hizo la adaptación y guión de la obra de Alejandro Dumas, asemejándose a tal grado a la novela que ha llegado a ser considerada como la mejor adaptación a nivel mundial por la crítica internacional. Su adaptación de la novela de Mariano Azuela, “Los de abajo” (1940), se encuentra en la Cineteca Nacional de Rusia. De hecho conoció a Sergei Eisenstein cuando vino a México y fue la gran influencia para mi abuelo.  

P.P. ¿Qué opinas que varias de las películas de tu abuelo estén en YouTube?

M. U. Hay muchísimas, me gusta que estén al alcance del público, que conozcan sus historias, cómo era el cine de esa época. Es muy difícil encontrar los DVD’s en su totalidad.

P. P. Háblame de Chano Urueta el hombre.

M. U. Era ateo aunque tenía una Biblia. Fue catedrático de la UNAM, impartía clases de Filosofía y Letras. ¡Me decía la familia que se paraba a sus cincuenta y tantos años en dos dedos de la mano! Era corredor profesional de la carrera Panamericana, hablaba siete idiomas.

P. P. ¿Se levantaba sobre dos dedos de la mano?

M. U. Sí, así es, tenía un equilibrio y fuerza impresionante. También era piloto aviador y había estudiado leyes.  Era un sabio mi abuelo, mi mamá decía que siempre tenía el estudio lleno de jóvenes que le seguían en la Universidad. Una de mis tías, hermana de mi abuela, me contó hace mucho, que en los años 50s el abuelo ya decía que se iba a promover la pastilla anticonceptiva y el uso del condón en el futuro. ¡Quién se lo imaginaría! Leía muchos libros de psicocibernética. Y sé también que tenía unos radios enormes con los que se comunicaba a todo el mundo.

P. P. Entonces tú creciste rodeado de objetos de arte, de cine, de actores…

M. U. No, crecí como un chavo normal alejado del medio, pero poco a poco me fui interesando cada vez más en la vida de mi abuelo y fue así como toda mi vida me la he pasado investigando con la familia o recopilando fotos o lo que he encontrado sobre quien fue Chano Urueta. Sé que el primer contacto con el mundo del celuloide del primer actor Joaquín Cordero fue cuando se acercó para solicitar empleo de extra, atraído sobre todo por la paga que entonces era de cien pesos, aunque a él sólo le pagaron doce; siendo su  primer papel bajo la dirección de mi abuelo Chano Urueta, la anécdota es única. Sucede que el entonces joven Joaquín trabajaba para una afianzadora, cuando descubrió en uno de los expedientes una demanda contra mi abuelo, se le hizo fácil llevársela a los Estudios Churubusco-Azteca, cuando mi abuelo  le preguntó por qué lo hizo, el comentó “por simpatía”, entonces mi abuelo le pagó el favor contratándolo. Un día pasaron la película "El hermano capulina" y mi abuela me dijo: "Mira, ese viejito era tu abuelo". Y de ahí para acá me interesé en su obra, así tal cual ni más ni menos, habré tenido 7 años cuando supe por primera vez de él. Yo empecé a preguntar, ya sabes el típico “¡Era famoso!” Y cuando lo vi en esa película me dio mucha ternura. Un día le dije a mi abuela: “Cuando pasen sus películas dime”, y así fue, siempre me avisó. Y yo pegado a la T.V. esperando a que apareciera: “Director: Chano Urueta”. En la escuela ni me creían, lógico. Y fue así que ella poco a poco me empezaba a contar las cosas y yo a interesarme.

P. P. Tu abuelo fue un pionero del “Fantastique Mexicano”, en “El signo de la muerte” (1939), la cuarta película de Cantinflas, la trama es la de un cómic, se mezcla una historia policíaca con un “Mad Doctor” que se pone una capucha para sacrificar vírgenes a los antiguos dioses aztecas.

M. U. Sí, también del cine de terror con “El espejo de la bruja” con Isabela Corona.  Trabajó con Tin Tan, con “Resortes” también. Con Jorge Negrete en “Camino de Sacramento” (1945) que, por cierto, fue la primer cinta mexicana en la que un actor aparecía con dos papeles al mismo tiempo.

P. P. Tu abuelo dirigió “La noche de los mayas” (1939), cuya trama se asemeja a “El signo de la muerte”, otra vez el sacrificio humano, esta vez como un acto propiciatorio para los dioses, la música la escribió Silvestre Revueltas. ¿Qué sabes de la relación de Chano con Revueltas?

M. U. Hasta donde sé, amigos no fueron, sólo en lo laboral, pero mi abuelo le platicó del proyecto, mismo que aceptó. Y curiosamente hace dos años, si no me equivoco exhibieron la película en el Templo Mayor y en España.

P. P. ¿Qué sabes de su relación con Carmen Montejo y otras actrices?

M. U. Lo que se sobre la Sra.Carmen Montejo fue que su nombre lo creo mi abuelo. Ella era cubana y se llamaba María Teresa Sánchez González, apodada la "Muñeca Sánchez". hizo varias películas con él. "El camino de los gatos" (1944) fue su primer éxito. Sara Montiel no salía de la casa, mi abuela me contaba que la trataba muy bien porque era muy profesional para actuar porque no tenía que repetir tomas. A Ignacio López Tarso le dio un papel pequeño en “La desconocida” (1954) pero no fue un éxito para López Tarso. De Gloria Marín decía que tenía los ojos más bonitos del cine. A Dolores del Río le ofreció hacer la tercera versión de “Santa” en 1940, antes de su llegada de Hollywood.

P. P. ¿Sabes algo de Chano Urueta en relación con Mario Moreno “Cantinflas”?   

M. U. Lo que sé es que iban mucho a comer a un terreno que mi abuelo tenía en Cuernavaca y que era muy sencillo… ¡Ah y que hablaba un francés perfecto!

P. P. ¿Cómo ves la filmografía de Chano Urueta, el pionero, ahora?

M. U. Es muy difícil resaltarla después de tantos años pero no lo veo imposible. Me gustaría que se le hiciera un homenaje en la Cineteca Nacional.

P. P. Chano Urueta fue incluso uno de los fundadores de la “Unión de Directores Cinematográficos de México”, estuve investigando y me enteré que exhibió “El corsario negro” el 24 de agosto de 1944 en el primer cine construido sobre Paseo de la Reforma, el “Chapultepec”, dónde hoy se levanta Torre Mayor. También sé que Chano Urueta actuó como Don José en “La pandilla salvaje” (The Wild Bunch, 1969) de Sam Peckinpah compartiendo créditos con Emilio “el Indio” Fernández y Ernest Borgnine, fue la película que reivindicó al género “Western” en los Estados Unidos, género que había arrebatado Sergio Leone para Italia. Chano Urueta es ya un clásico de culto con títulos como “La cabeza de Pancho Villa” y “Blue Demon contra las diabólicas”.

M.U. Lástima que mi abuela no pueda leer la entrevista, se nos adelantó hace poco más de un mes.

P. P. Sí, lo lamento mucho, me enteré en su momento. Dedicaremos esta entrevista a la memoria de tu abuela. Un placer conversar contigo Marco.

M.U. El gusto es mio, muchas gracias. 

Página oficial de Chano Urueta en Facebook:
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Foto Chano Urueta y su hija Lucía