Realizan los Coen la autopsia de un perdedor en “Inside Llewyn Davis”
Por Hugo Lara Chávez
“Inside Llewyn Davis” es la más reciente película de lo hermanos Joel y Ethan Coen, centrada en el personaje que le da el título, Llewyn Davis (Oscar Isaac), un cantante de música folk al inicio de los años sesentas. La película formula el retrato de un perdedor en el ambiente bohemio del movimiento beatnik de Greenwich Village, Nueva York.
La trama sigue a Davis en su peregrinaje de fracaso en fracaso, a partir de sus intentos por continuar su carrera como cantante solista luego del reciente suicidio del compañero con el que formaba un dueto. De esta manera, lo seguimos una semana invernal en su esfuerzo por salir adelante en vano, mientras tiene que resolver una serie de pendientes de su vida: pagar el aborto de su amiga Jean (Carey Mulligan) y evitar que se entere su novio y también amigo Jim (Justin Timberlake); recuperar el gato que perdió de unos amigos ricos; conseguir una oportunidad de trabajo en Chicago; ayudar a grabar un nuevo tema musical; visitar a su severa hermana y a su padre enfermo; conseguir un nuevo representante, entre otros incidentes.
A lo largo de su filmografía, los Coen han mostrado reiteradas veces su fascinación por los fracasados y perdedores, independientemente de su entorno (desde gangsters como en “Miller’s Crossing” a hippies trasnochados como en “The Big Lebowski”). En “Inside Llewyn Davis” otra vez lo hacen con maestría, examinando a su neurótico protagonista que es pisoteado una y otra vez, que tiene el don de dejar escapar buenas oportunidades y que hace que se le cierren las puertas con extraordinaria facilidad.
La dirección y el guión encadenan con humor mordaz las distintas situaciones que le ocurren al patético y desesperante personaje en su Odisea hacia el hundimiento absoluto, donde entran y salen exóticos personajes (atención con el que encarna John Goodman), en el nostálgico ambiente neoyorkino de los sesentas.
A través de su protagonista, el filme de los Coen se asoma a los conceptos del éxito y la fama, muy arraigados y ponderados en la cultura estadounidense. Y en esta reflexión sobre el sueño americano y su contracara, ponen en observación algunas ideas, como que el éxito no tienen que ver necesariamente con el talento y la sensibilidad, sino a veces sólo con la presencia y la suerte.
Son destacadas las buenas actuaciones del reparto, especialmente del ya mencionado Goodman, así como de Mulligan, Timberlake y Oscar Isaac, quien es más que convincente con su look de músico folk, a la Bob Dylan. Estéticamente, la película es deslumbrante, tanto en lo que corresponde al trabajo de fotografía e iluminación, como a la dirección de arte.
