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Reporte de la semana

2013-06-28 00:00:00

Historias mexicanas secretas detrás del cine mundial. Parte 3

Historias mexicanas secretas detrás del cine mundial. Parte 3

Por Pedro Paunero

“Macario y una germánica meditación sobre la muerte”

La cinta “Macario” (Roberto Gavaldón, 1959), arquetipo cinematográfico de la “muerte mexicana”, extraordinaria adaptación del cuento homónimo del enigmático escritor alemán Bruno Traven, radicado en México, hunde sus orígenes en un cuento de los Hermanos Grimm: “El ahijado de la muerte”.

En dicha narración (1) podemos hallar aquél pasaje dónde Macario (en el cuento y la película) se encuentra con los tres personajes sobrenaturales en el bosque, los correspondientes a los enfermos condenados y los no condenados y la escena de las velas, esta arquetípica escena de la gruta repleta con almas a la manera de velas ya había sido explorada por Fritz Lang en “Las tres luces” (Der Müde Tod, Fritz Lang, 1921) con guión de su esposa Thea von Harbou.

 

“La esclavitud mexicana durante la Guerra de Secesión Americana”

Un solapado racismo parece encontrarse debajo del cine de Hollywood. Una de estas manifestaciones se ha leído a través de la división racial “blanco, negro y mexicano” en ciertos personajes más bien de filiación discriminadora en varias películas a lo largo de la historia. Dos cintas mudas de los años 10´s constituyen extraños ejemplos sobre el descubrimiento melodramático de “otra raza” en el seno mismo del período de la esclavitud estadunidense: la primera es la cinta “At  the Cross Roads” (Frank L. Dear, 1914) (2) en la cual la ex esclava Parepa Mendoza (Estha Williams) es violada por el hijo de un clérigo, tras varias vicisitudes se descubre que Parepa es “blanca” y de ascendencia hispana (mexicana). La segunda, que tiene un gran paralelismo con el argumento básico de la primera es “The Bride of Hatel” (Walter Edwards, 1916); en esta cinta el Dr. Duprez (Frank Keenan), dueño de una plantación, compra a la esclava Mercedes Mendoza (Margery Wilson) –adviértase el apellido de ambos personajes femeninos-, de quien se descubre que es su nieta e “hispana” (mexicana) por parte de madre (3). En la película “C. S. A. The Confederate States of America” (Kevin Willmott, 2004), enmarcada en el subgénero de “Mundos Paralelos” de la Ciencia Ficción, se narra una historia alternativa de los Estados Unidos (4). Mediante una post moderna técnica documental y con insertos de anuncios y noticias televisivas nos enteramos, a través de una película británica y prohibida en los Estados Unidos (dada íntegra y sin censura por televisión a partir de peticiones populares) que los estados confederados ganaron la Guerra de Secesión y Abraham Lincoln habría sido un proscrito y exiliado en Canadá tras su arresto de dos años en la cárcel, dónde moriría en 1905 (5) y Washington (un propietario de esclavos en Virginia en la historia real) el padre de la Confederación.

En un pasaje de la película se habla del “Imperio tropical” que a partir del año 1900 se fundó en América Latina uniendo al “extraño enemigo no estadunidense y de color: los hispanos” del sur con los americanos del norte. En este imperio hipotético “los mexicanos nunca se sometieron a la esclavitud, implantaron un sistema llamado “separado” que diferenciaba mexicanos de americanos blancos que gobernaban el país. Este sistema de separación creó dos mundos: uno blanco y otro mexicano, separados y desiguales, tenía la ventaja de permitir a los mexicanos que ya conocían el país quedarse en ella”. Lo que la película refleja es, pues, el período de segregación racial de los años 50´s y 60´s de la verdadera historia norteamericana. En este mundo alternativo Brasil atacaría a Argentina y Chile a Bolivia en una implantación sistemática de presidentes títeres.

 

“Quetzalcóatl vs Estados Unidos”

En el ciclo de historias de horror cósmico creado por H. P. Lovecraft y explotado después por toda una pléyade de escritores, aparece “El dios serpiente Yig” o “Padre de las serpientes”, cuya maldición consiste en transformar humanos en serpientes moteadas antropomorfas y Byatis (6) cuya barba está formada por serpientes vivas (a la manera de la cabellera de la Medusa de la mitología griega). Yig sería –según este ciclo de cuentos, los “Mitos de Cthulhu”-, el prototipo del civilizador dios mesoamericano Quetzalcóatl. La primera vez que esta divinidad aparece en el ciclo es en el relato “The Curse of Yig” (“La maldición de Yig”) de Zealia Bishop escrito en colaboración con Lovecraft y publicado en la legendaria revista pulp “Weird Tales” de noviembre de 1926.

En el cuento podemos leer:

“Así fue que, como un sabueso que sigue al rastro, acudí a Guthrie, ya que había empleado muchos años recopilando datos sobre la evolución del culto a las serpientes entre los indios. Siempre había sentido, por ciertos matices bien definidos de la leyenda y la arqueología, que el gran Quetzalcóatl –el benigno dios-serpiente de los mexicanos- había tenido un prototipo más oscuro y antiguo, y a lo largo de los últimos meses había estado muy cerca de probarlo con una serie de investigaciones que abarcaban desde Guatemala hasta las llanuras de Oklahoma. Pero todo esto era frustrante e incompleto, ya que los límites del culto a la serpiente estaban cercados por el miedo y el sigilo (7)”.   

En la barata cinta de 1946 “The Flying Serpent” de Sam Newfeld, un ambicioso arqueólogo (George Zucco) descubre un tesoro azteca en ¡Nuevo México! La mejor idea que tiene para protegerlo es invocar a Quetzalcóatl. En la película “Q, The Winged Serpent” (Larry Cohen, 1982) se ha querido ver que la amenaza comunista que supuestamente subyace debajo de la invasión extraterrestre de la clásica cinta de Serie B “La invasión de los asaltantes de cuerpos” (“Invasion of the Body Snatchers”, Don Siegel, 1956), es sustituida por la amenaza de la migración mexicana al corazón mismo de los Estados Unidos. Así lo vio Jorge A. Bustamante en un artículo titulado “Frontera Norte. El monstruo “Q” ataca de nuevo” (8):

“La consonante del título es una abreviación que hacen los aterrorizados neoyorquinos para no pronunciar el nombre completo de ese monstruo que devora familias enteras para volar de regreso a su nido ubicado nada menos que en la azotea del rascacielos de la Compañía Chrysler (remember King Kong). Pues sí, el nombre completo del horrendo monstruo es nada menos que Quetzalcóatl, quien, mientras hace la digestión de los últimos niños que devoró, es adorado por una tribu de salvajes fanáticos con cara de degenerados pero con vestimenta que no deja lugar a duda de su identidad étnica y su origen geográfico por allá por el rumbo del Popo y el Iztac”.  

“(…) la imagen del mexicano que ha pasado por la estupidización, la imagen de suciedad, crueldad y cobardía, a la amenaza externa mediante la imagen de la “invasión silenciosa” de los mexicanos que sólo viven esperando la oportunidad de cruzar la frontera norte para vivir a expensas de las riquezas del otro lado”.

 

“Ray Harryhausen y el dinosaurio mexicano”

El recientemente fallecido Ray Harryhausen (29 de junio de 1920-7 de mayo de 2013) especialista en animación con la técnica “Stop Motion” y que diera vida a legendarios monstruos gigantescos, empezó su carrera como asistente de Willis O´Brien a quien se deben los efectos de “King Kong” (Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, 1933). Basado en una historia del año 1950 (The Valley of the Mist) del mismo O´Brien y con guion de Robert Hill y Jack DeWitt, se rodaría “La bestia de la montaña” (“The Beast of Hollow Mountain”, 1956) cinta “Serie B” cuyo argumento gira en torno a la pérdida de ganado en un rancho mexicano en un principio atribuida a ladrones de vacas pero que las leyendas locales se encargarán de desmentir: un dinosaurio hambriento sería el culpable. La dirección se encargaría a Edward Nassour y de cuya coproducción y codirección se haría cargo ni más ni menos que el creador de la leyenda de Pedro Infante, el realizador Ismael Rodríguez en locaciones de Tepoztlán, los Estudios Churubusco y en Estados Unidos en los Estudios Nassour de Los Ángeles.   

El niño protagonista de esta cinta, Mario Navarro, sería el mismo que aparece en “The Black Scorpion” (Edward Ludwig, 1957), otra película de monstruos en la cual, por culpa de la radiación, los escorpiones alcanzarían tamaños desmesurados. Con efectos especiales de Willis O ´Brien, la Carretera Panamericana, el Monumento a la Revolución, la Alameda y Ciudad Universitaria con su apoteósica secuencia final de batalla, constituirían raros emblemas de un México progresista reconocido por las políticas del Hollywood de la época.    

En 1969 Jim O´Connolly rodaría “El Valle de Gwangi” (“The Valley of Gwangi”), una cinta “Weird West” en la que unos vaqueros descubrirían un valle perdido poblado por dinosaurios y en la cual, tras capturar a un alosaurio y trasladarlo a un rodeo en un circo mexicano, este se escaparía para ocultarse en una iglesia (la Iglesia medieval de Cuenca, España como templo mexicano). Dicha secuencia de escape del dinosaurio sería homenajeada por Steven Spielberg en su “Jurassic Park II”. Los efectos especiales serían desarrollados por Ray Harryhausen, estableciendo de esta forma una línea argumental con la bestia –mexicana-, de la montaña.

(Continuará)

http://www.correcamara.com.mx/uploads/files/beast_of_hollow_mountain.jpg


Notas:
(1)    Véase: http://www.letropolis.com.ar/2005/10/05_grimm.htm
(2)    Ficha en la IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0003639/?ref_=fn_al_tt_1
(3)    Emilio García Riera, México visto por el cine extranjero. Tomo 6, 1970/1988, Filmografía. Ediciones Era, Universidad de Guadalajara. México, 1990.
(4)    Ward Moore en su magnífica novela “Lo que el tiempo se llevó” (1953), imagina que el sur ganó la guerra civil norteamericana. En esta obra la Confederación abarca México, formando la nación más rica de Norteamérica. El protagonista viaja en una máquina del tiempo a la batalla de Gettysburg de 1863, cambia la historia provocando que el sur pierda la guerra.
(5)    Este documental incluye escenas ficticias rodadas supuestamente por D. W. Griffith. Tenía que ser lógico para esta ficción de historia alternativa, pues Griffith, considerado por muchos el verdadero padre del cine, en la realidad filmó la deshonrada y reverenciada “The Birth of a Nation” en 1915, película explícitamente racista en la cual los verdaderos héroes son los integrantes del Ku Klux Klan. La discusión acerca del racismo de Griffith ha abarcado un siglo y, como bien señala el crítico Joshua Klein del Chicago Tribune: “No se han discutido los méritos artísticos y técnicos de la obra. Griffith solía estar más interesado en las posibilidades del medio que en el mensaje, y en este sentido sentó las bases del Hollywood moderno”.
(6)     En: The Shambler from the Stars, Robert Bloch, publicado en septiembre de 1935 en Weird Tales.  
(7)    Léase el cuento completo en:  http://elespejogotico.blogspot.mx/2011/09/la-maldicion-de-yig-lovecraft-bishop.html
(8)    Publicado en el diario Excélsior. 13 de mayo de 1985. 

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