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2013-04-08 00:00:00

Adiós a Sara Montiel, una mujer siempre libre y alegre

Adiós a Sara Montiel, una mujer siempre libre y alegre

Por Jon Apaolaza
Noticine.com-CorreCamara.com

Ha muerto en Madrid, pocas semanas después de cumplir los 85 años, la actriz manchega Sara Montiel, uno de los rostros más bellos y exportables del cine español, con una carrera de medio centenar de títulos tanto en su país natal como en México, Estados Unidos y varios otros países, donde su belleza exótica y racial, y sus modos valientes y atrevidos sedujeron a productores, cineastas y público. Musa de parte del colectivo gay nacional y fumadora de habanos, siempre hizo lo que dio la gana sin preocuparse por el qué dirán...

Ojos enormes, cara redondeada y alegre, boca golosa y senos generosos, la Sara Montiel de los años cincuenta era un auténtico bombón. Fue lógica su carrera internacional, que empezó en México y siguió por Hollywood, pero menos comprensible su relación con la comedia musical "a la española", dadas sus escasas capacidades vocales. Ello, no obstante, no ha impedido que Saritísima haya sido en buena medida hasta el fin de sus días una de las pocas españolas dignas de ser llamada "estrella", calificativo que prácticamente nadie pudo disputarle en su época.

Sara Montiel, Sarita, Saritísima, nacida María Antonia Abad Fernández, vió la luz por primera vez en Campo de Criptana (Ciudad Real) el 10 de marzo de1928. Tras estudiar en Orihuela, ganó con 16 años un concurso de aspirantes a actrices, y la contrató el productor Vicente Casanova, que le facilitó un papel en "Te quiero para mí" (1944), de Ladislao Vajda, y la rebautiza como María Alejandra. Empezó a utilizar el otro nombre artístico, Sara Montiel, al año siguiente, en "Bambú".

Forjó su mito a partir de 1950, cuando decidió cruzar el Atlántico e instalarse en México. Tenía sólo 22 años, y ya había rodado en España 14 películas. Las mismas que haría en el país azteca, antes de ser "promocionada" a Hollywood, erigida ya como estrella del mundo hispano. Sólo tres títulos incluye su etapa norteamericana, aunque dos de ellos, "Veracruz" y "Yuma", son excelentes películas.

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Su primera pelicula mexicana fue "Furia roja" (1951), al lado de Arturo de Córdova y Carlos López Moctezuma. Ese mismo año realizó "Cárcel de Mujeres", con Miroslava. Pero su mayor reconocimiento lo alcanzó con las tres películas que protagonizó a lado del ídolo Pedro Infante, todas de 1952: "Necesito dinero", "Ahí viene Martín Corona" y "El enamorado" ("Vuelve Martín Corona").

A su vuelta a España, en 1957 trabajó en la película que la catapultó a la fama por estos lares, ''El último cuplé''. Dirigida por Juan de Orduña, marcó el final de su etapa en Hollywood y supuso un imprevisible éxito de taquilla en Europa. Le siguieron otros productos cortados por el mismo patrón, historias anecdóticas y números musicales cantados por Saritísima: "La violetera", "Mi último tango", "Carmen la de Ronda"...

No paró de trabajar en el cine hasta que en el año 1971, tras rodar ''Varietés'', interrumpió su actividad cinematográfica durante cuatro años. En 1975, Pedro Lazaga le ofreció un papel en ''Cinco almohadas para una noche'', que al fracasar en taquilla se convirtió en la última película de Sara, hasta una aparición haciendo de sí misma en la comedia de 2011 que casi nadie vio "Abrázame", de Oscar Parra de Carrizosa.

La vida amorosa de Montiel ha sido también agitada y prolífica. Después de obnubilar en México al escritor exiliado León Felipe, en Hollywood amó generosamente a numerosos colegas hasta casarse en 1957 en Nueva York con Anthony Mann, que la había dirigido en "Dos pasiones y un amor", y del que se divorciaría en octubre de 1963. Un mes más tarde se prometió formalmente con José Vicente Ramírez Olalla, alto cargo de la empresa Seat, con el que se casó el 2 de mayo de 1964 en Roma y del que se cansó muy pronto. Pepe Tous, periodista y empresario teatral, que fue su representante, se convertiría en su tercer esposo en 1979, hasta que la muerte repentina de él les separó. Ambos adoptaron a dos niños, Thais y Zeus. De su última peripecia matrimonial con un cubano hay sobradas y escandalosas referencias en la prensa rosa, y constituye el episodio más lamentable en la vida de una mujer que siempre fue libre y transgresora.