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Columnas

2010-01-29 00:00:00

Los espías que he amado. Parte 2

Por Domingo Rojo

El género de espías tiene una larga tradición, cuyos orígenes se nutren sobre todo de las dos guerras mundiales y que se enriquece notablemente con los abundantes elementos que aporta el período de la guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Esto ha dado pie a diversas interpretaciones, desde el clasicismo hitckcockiano hasta la sofisticación cosmopolita a la James Bond o la parodia desbordada, a veces hasta la chabacanería, de procedencias variopintas. En nuestra selección de espías, como en cualquier otra, sólo faltan los que diga usted.

James Bond

James Bond o el agente 007 es el espía por antonomasia. En la historia del cine no hay otro personaje como él que pueda definir mejor al género y sus convenciones. Este personaje, creado por la pluma de Ian Fleming, es el protagonista de la saga más perdurable y una de las más exitosas del cine mundial, cuyo encanto se cifra en un conjunto de clichés muy definidos: un ambiente sofisticado y cosmopolita para un personaje elegante y sumamente sexual, encarnado en un inicio por el incomparable Sean Connery y, eventualmente, por George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan y, más recientemente, Daniel Craig.

Mata Hari

Si James Bond es el rey, Mata Hari es la reina, con la salvedad de que ella sí existió. Esta mujer y bailarina exótica, de origen holandés, es uno de los personajes más legendarios y cautivadores dentro de la historia del espionaje, pues durante la Primera Guerra Mundial, sirviéndose de sus encantos, operó como agente doble al servicio de franceses y alemanes, lo que la condujo a un final fatídico. Su vida ha sido llevada al cine en varias ocasiones, quizá la más memorable sea la versión de 1931, dirigida por George Fitzmaurice y estelarizada por la no menos legendaria Greta Garbo, aunque también otras actrices importantes la han encarnado, como la estrella del cine silente Asta Nielsen y la francesa Jean Moreau.

Simon Templar

El Santo, como también se le conoce (no hay que confundirlo con nuestro Santo, El Enmascarado de Plata, que también la hacía de agente secreto), es uno de los personajes de culto dentro del género. Creado por el novelista chino-británico Leslie Charteris, su primera aparición en el cine data de 1936, con la película El Santo en Nueva York (The Saint in New York), a la que siguieron numerosas secuelas y versiones, hasta la más reciente que protagonzó Val Kilmer, El Santo (The Saint, 1997). El personaje —sofisticado, guapo e inteligente— se enriqueció de una serie radiofónica muy popular durante los años 40, a través de la voz del inigualable Vincent Price, y se consolidó con la serie televisiva de los 60 con Roger Moore en el papel principal.

Shanghai Lily

Shanghai Lily es, ni más ni menos, que Marliene Dietrich en la película El expreso de Shanghai (Shanghai Express, 1932), dirigida por Josef von Sternberg, el mismo realizador que hiciera famosa a la actriz alemana por su endiablada belleza y personalidad, en El ángel azul (Der Blaue Engel, 1930). En la piel de espía, Dietrich aporta a esa figura cinematográfica lo fascinante de la mujer fatal, plagiado en muchas películas futuras, al son de diálogos como ese tan célebre en el que se le escucha decir: “Me ha tomado más de un hombre cambiar mi nombre por el de Shanghai Lily”.

Ivan

Ivan es probablemente el espía más entrañable de toda la historia del cine. Este niño es el personaje protagonista de la estupenda película La infancia de Ivan (Ivanovo detstvo, 1962), dirigida por el maestro soviético Andrei Tarkovsky. La historia está situada en la Segunda Guerra Mundial, en el frente ruso, en un relato poético donde el pequeño espía se infiltra del lado alemán para conseguir información a los suyos.

Alex Dinamo

El suyo es un caso curioso, especialmente porque se trata de un agente secreto con el sello del águila y la serpiente, inspirado en la saga de James Bond. Este personaje fue interpretado por el actor Julio Alemán en una serie de películas de bajo presupuesto, en unas aventuras rocambolescas  tan inverosímiles que el personaje merece un lugar en este espacio.

T.R. Devlin

T.R. Devlin es el personaje central de Notorius (1946), de Alfred Hitchcok,  y es interpretado por uno de los actores fetiches del mismo director, Cary Grant. Este filme es también uno de los más logrados de Hitchcock, quien moldea una sencilla historia de amor dentro de una historia de espías. Grant, por su parte, aporta su clasicismo y su elegancia en la construcción de un agente del FBI que se debate entre la responsabilidad y el sentimiento.

Nikita

Con La Femme Nikita (1990) el realizador francés Luc Besson puso al día a las mujeres espías en el fin de siglo, por medio de un personaje muy entrañable que encarnó la actriz Anne Parillaud. Si bien esta cinta cuenta con la cuota obligada de acción que pide el género, hay también una dosis de drama psicológico que afecta al personaje central y que lo torna complejo, enigmático y muy humano. Como réplica de este interesante planteamiento, siguió una segunda versión de la película y una serie televisiva que aún se transmite.

Ethan Hunt

Fuerte, listo y bonito es Ethan Hunt, el protagonista de las dos películas de Misión: Imposible (1996 y 2000) dirigidas por Brian DePalma y John Woo. Y nadie más bonito que Tom Cruise para encarnar a este super espía formado en las intrigas más increíbles del orbe, saturadas de tecnología, glamour, persecuciones y villanos megalomaniacos. Las películas están basadas en una exitosa serie de televisión de los años 60, cuajada a partir de la idea de un grupo de élite de agentes secretos que deben resolver (¿que más?) misiones harto difíciles.

Austin Powers

La ración de parodia y humor en el género de espías ha corrido a cargo de varios personajes, el más fresco en la memoria sin duda es el estrafalario y medio idiota Austin Powers, encarnado por el actor Mike Myers. La fórmula tiene un antecedente directo, que se remonta a los años 60, en una serie de películas estelarizadas por el actor James Coburn.
 

Los espías que he amado. Parte 1