Fotograma de “La bestia negra”
 

Por Roberto Ortiz Escobar [1]

A Tania Celina Ruiz Ojeda.


Durante la filmación de “La bestia negra” se contó con la colaboración de los trabajadores ferrocarrileros para que los actores principales, convertidos en conductores de las máquinas, tuvieran acceso a éstas (Fernando Soler, Arturo de Córdova y Carlos López Moctezuma). En buena medida, la historia fílmica trató de presentar la labor del gremio ferrocarrilero como uno de los sectores laborales importantes del cardenismo [2]. De ahí que aparezcan varias tomas de máquinas y trenes, así como algunos personajes en las labores del ferrocarril (abastecimiento de agua, limpieza en el interior de una máquina o aplicación de aceite en las ruedas metálicas del tren). Sobre la fuerza laboral de este gremio con cerca de 50,000 00 afiliados a mediados de los treinta, nos informa uno de los tomos de “La Clase obrera en la Historia de México” [3].

En la parte inicial de la cinta aparecen los agradecimientos a las autoridades gubernamentales y sindicales por apoyar la recreación ferrocarrilera. En la escena final, petroleros y personajes de ficción coinciden en lo que fue la IV Convención Nacional de Ferrocarrileros en el Monumento de la Revolución de la CDMX. Otro elemento llamativo fue la parte musical: en dos ocasiones se canta el Himno a los Ferrocarrileros, cuya letra y música fue compuesta por Silvestre Revueltas (primero, la niña interpretada por Mary López, hermana de Marga López, lo hace ante el garrotero “Cheche” y el conductor Chucho; después, en la convención de los ferrocarrileros, los personajes principales de la cinta, entre otros, hacen lo propio). Al terminar de ver esta obra, pudiera deducirse que los trabajadores representados en “La bestia negra”, se realizan en el trabajo porque se ven retribuidos por una empresa ferrocarrilera loable del gobierno federal [4].


 

En la historia, el maquinista Don Rodolfo es un viejo cuya insatisfacción en la vida la manifiesta poniendo rostro de cascarrabias. Su actitud avinagrada se diluye con la llegada circunstancial a su vida de la cantante cirquera María (Mary López), una niña escapada de un circo por la explotación laboral del patrón Zorrilla. No obstante que la pequeña se refiere constantemente a Don Rodolfo como abuelo, lo cual encoleriza al maquinista, éste le va tomando cariño, al grado de no remitirla a la comisaría como prófuga, sino ocultarla en su casa con auxilio de su ayudante Toño Miramón. Pero como el mal debe encarnar en la trama fílmica, la niña volverá al reducto cirquero de explotación vil. Desafortunadamente Mary López lució insoportable en la película desde que empieza a cantar y cuando aparece por primera vez ante la cámara con varios periódicos alrededor de su rostro.

“La bestia negra” plantea con énfasis, más que en clave simbólica, que el gremio ferrocarrilero representaba a fines de los treinta una fuerza laboral pujante y de viabilidad económica (el fogonero Pepe González quiere ser maquinista para tener mejor salario y con ello la posibilidad de progresar y casarse para proveer materialmente a su futura esposa). La máquina se convierte en referente de la tecnología mexicana de la época: “Mi Negra y yo ya vamos a diez años”, dice Rodolfo sobre la máquina ferrocarrilera que opera. Por ello dos trabajadores aspiran a realizarse en el trabajo ferrocarrilero, uno con orgullo convenenciero (Pepe) y otro asediado por un pasado que lo atormenta (Toño). Como los dos quieren casarse con la misma mujer (Consuelo) y sólo uno tendrá acceso al amor limpio y casto, ambos deberán demostrar que son buenos trabajadores de los rieles. En el caso de Rodolfo, ante una frustración amorosa, se refugia en el trabajo donde es considerado un maquinista hábil, experimentado y correcto
En el plano melodramático, el personaje principal logrará resarcirse con la presencia de María, ya que en su vida actual rechaza a las mujeres por el abandono padecido por una de ellas en el pasado; de ahí que represente para la niña María una figura paterna, cuya aparente alma carcomida podría convertirlo en el abuelo cariñoso que nunca ha sido.

En cuanto a las locaciones, habría que preguntarse donde se ubican un rio y un puente de madera por el cual caminan Pepe y Consuelo, así como una estación ferrocarrilera que podría remitirnos a alguna ciudad de provincia.

Iniciada su carrera fílmica en 1930 con el noticiero Xinantécatl, Gabriel Soria tenía planeado un ambicioso plan con el gobernador del Estado de México y varios políticos para crear una industria cinematográfica regional que iniciara con la primera cinta sonora mexicana titulada “Chucho el Roto”, la cual debió esperar su realización hasta 1934, ya que el sistema de sonido fílmico de los hermanos Rodríguez estampó su huella en “Santa” (1931, de Antonio Moreno), convirtiendo a esta cinta en la primicia sonora de la industria cinematográfica mexicana. Sobre esto abunda el primer artículo de “El acervo y sus demonios”, escrito por Eduardo de la Vega Alfaro, estudioso de la obra de Soria [5].

“La bestia negra” ubicó muy bien el camino de la “política de masas” emprendida por Lázaro Cárdenas, lo cual nos refiere un cine de ficción propagandista, coincidente con el trabajo ejercido por el DAPP (Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad), encargado de articular el discurso político audiovisual del sexenio cardenista. Por ello, se podría decir que la película de Gabriel Soria se ajusta a los lineamientos cardenistas en el medio audiovisual [6].
Cárdenas fue una figura central en el terreno de la política mexicana de los treinta del siglo XX, en un contexto internacional donde existían dos polos determinantes: el ascenso del nazismo y el auge del socialismo soviético. En medio, un capitalismo que cuajaría lauros con la Segunda Guerra Mundial 

Posiblemente por ello fue importante en “La bestia negra” la adaptación hecha por el estadounidense Marcus Goodrich del argumento de Jorge Ferretis. Si bien su suerte en Hollywood fue dispareja y se casó en 1946 (a los 48 años) con Olivia de Havilland, 18 años menor que él, el aire nacionalista de la cinta tal vez se deba a la mano de Goodrich, quien tenía ideas de izquierda (tal vez por eso su desigual trayectoria en Hollywood). 

LEE AQUI: El acervo y sus demonios: Tráiler de «La bestia negra» (I)
 

La bestia negra (México, 1938, de Gabriel Soria). Con Fernando Soler, Arturo de Córdoba, Carlos López Moctezuma, Mary López, Blanca Vischer. Argumento: Jorge Ferretis. Guión: Marcus Goodrich. Fotografía: Gabriel Figueroa. Edición: José Noriega. Música: Manuel Esperón. Obras musicales: “Himno ferrocarrilero” (Silvestre Revueltas), “Señor Reloj”, “¡Uy, qué miedo!”, “Upa, caballito”, “Vals de las sombras” (Manuel Esperón). Intérpretes musicales: Mary López y Pedro Galindo. Compañía productora: Hermanos Soria.

NOTAS.
[1]. Curaduría de Cineteca Nacional.
[2]. Lázaro Cárdenas del Río, presidente de México (1934-1940).
[3]. Samuel León e Ignacio Marván, “La Clase obrera en la Historia de México” (tomo 10), Siglo XXI e Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, 1985.
[4]. El 24 de junio de 1937 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la expropiación (“por causa de utilidad pública”) de los bienes pertenecientes a la empresa Ferrocarriles Nacionales de México, S.A. Esta decisión se hizo previamente a otras expropiaciones que hiciera en su gobierno Lázaro Cárdenas.
[5].   Eduardo de la Vega Alfaro, “Gabriel Soria y sus documentales de propaganda para el gobierno del Estado de México (1930-1932)”, CorreCamara, 31-VIII-2019. El autor también escribió el libro “Gabriel Soria (1903-1971). Pioneros del cine sonoro I”, editado por la Universidad de Guadalajara en 1992.
[6]. Tania Celina Ruiz Ojeda, “Cine y propaganda en el ideario cardenista. El Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad (1934-1940)”, UNAM, 2022.

*Las fotos que acompañan el presente artículo se incluyen únicamente como apoyo al contenido del texto, cuyo cometido es de difusión cultural.