El portal del cine mexicano y mas

Desde 2002 hablando de cine



Noticias

2020-11-08 00:00:00

El acervo y sus demonios: 2046: “Conociendo al Festival Le Giornate del Cinema Muto” (Parte 1)

Por César De la Rosa Anaya.


“Todo aquel que se dirige al 2046 tiene la misma intención: recuperar las memorias perdidas… Porque en el 2046 nunca nada cambia” Kar-Wai Wong. “2046”


2046: Conociendo al Festival “Le Giornate del Cinema Muto”

Antes solía pensar que las películas eran una forma de recuperar las memorias perdidas. Un modo de revivir épocas pasadas, de conocer personajes o eventos históricos, de contemplar paisajes o lugares ya desaparecidos y hasta rememorar personas y experiencias de nuestro propio pasado. Desde niño, el cine era para mí un lugar al que se puede ir para ver imágenes en movimiento proyectadas en una gran pantalla y, junto con un sonido sincrónico de dichas imágenes, apreciar obras memorables sobre historias de amor, drama, aventura, terror y ciencia ficción. O también para conocer sucesos y acontecimientos relevantes en la historia de la humanidad y del planeta Tierra. Por si esto fuera poco, dichas obras se podían ver una y otra vez porque estaban “congeladas” en el tiempo en soportes que podían durar varios años para futuras generaciones. Así es, para mí ir al cine era como ir a un lugar donde nunca nada cambiaba, porque sus historias siempre se podrían volver a disfrutar las veces que se quisiera, siempre y cuando las mesadas pudieran costear las entradas y el cine continuara funcionando.  

Pero, después varios años de trabajar en la -reciente- disciplina de la restauración digital de acervos cinematográficos dentro de la Cineteca Nacional de México, me fui dando cuenta que lo anterior no era del todo cierto, o al menos, no como lo solía creer. Ya que al igual que ocurre con las memorias contenidas en la mente humana o en un computador, las películas también se pueden deteriorar, fragmentar, perder y hasta deformar a través de los años; asimismo, las memorias contenidas en su soporte. Sobre todo, si no se les aplica el cuidado necesario para que resistan el paso del tiempo. Afortunadamente, con la corrección y/o restauración de películas por medio de procesos por computador y flujos de trabajo digitales se ha podido dar a profesionales y amantes del cine herramientas para poder rescatar algunos de los todavía existentes filmes (principalmente de las primeras épocas del cine) y así poder mantener vivas varias de sus memorias capturadas en celuloide. No obstante, otra cuestión surge inevitablemente: ¿dónde proyectar o exhibir dichas memorias fílmicas de otras épocas para viejos y nuevos amantes del cine? Esta pregunta se presenta considerando la bien conocida fórmula de la industria hollywoodense –y replicada en casi todo el mundo- por producir, exhibir y difundir películas que preferentemente dieran ganancias económicas importantes, mientras que el cine de otras épocas y autores dejó de ser exhibido en múltiples salas cuando Hollywood aumentó su monopolio de distribución de contenidos en los cines (Surowiec, 2019).

Bueno, como respuesta a lo anterior surgieron los festivales de cine especializados, los cuales se dedican a exhibir y difundir obras cinematográficas que se salen de dicha fórmula hollywoodense y/o que no tienen otros espacios de mayor difusión. Alrededor del mundo se pueden encontrar festivales que abordan toda época, estilo de cine, géneros y autores, siendo los acervos e instituciones cinematográficas dedicadas a la preservación y rescate del cine su principal fuente de alimentación. Uno de los más longevos y reconocidos en su tipo es Le Giornate del Cinema Muto (LGCM), celebrado cada año desde septiembre de 1982 en el Teatro Municipal “Giuseppe Verdi”, justo en el centro del pequeño pueblo de Pordenone, en la región del Friuli al norte de Italia. Es una jornada de una semana donde cientos de amantes del cine silente provenientes de todas partes del mundo pueden converger cada año para presenciar las exhibiciones de una gran variedad de tesoros fílmicos, todos acompañados musicalmente en vivo.

Este festival se ha convertido en un estandarte del cine silente mundial por mantenerse vigente por 38 ediciones y por ser uno de los primeros esfuerzos de los mismos cinéfilos y archivistas cinematográficos por incentivar la proyección del cine mudo en pantalla grande. Este festival ha sido también semillero de nuevas investigaciones y proyectos en torno a la conservación, preservación y restauración de películas silentes. E inclusive, también ha sido ejemplo para el surgimiento de festivales similares alrededor del mundo, tales como el FIC Silente (Festival Internacional de Cine Silente) que se celebra en la ciudad de Puebla en México, el San Francisco Silent Film Festival en los Estados Unidos, o la extinta Jornada Brasileira del Cine Silencioso de Sao Paulo en Brasil, por mencionar sólo algunos.



Entre las características principales a resaltar de este festival están: El catálogo del festival, publicación que sirve como referencia obligatoria de las películas exhibidas cada año y que se vuelve un documento bibliográfico esencial para futuras investigaciones archivísticas. Las siempre enriquecedoras “Masterclasses”, que enseñan y develan la importancia del fino arte de la musicalización en vivo del cine silente. El “Collegium”, una serie de clases especializadas en donde jóvenes cinéfilos provenientes de muchas partes del mundo pueden postularse para ser invitados a asistir tanto al festival como a presenciar sesiones que hablan de la actualidad de proyectos e instituciones dedicadas al rescate de películas silentes. A este último se le puede sumar el “Collegium Price”, reconocimiento que otorga el festival por el mejor escrito sobre las experiencias aprendidas durante el festival por alguno de los alumnos del “Collegium”. Otro premio que también otorga el festival es el “Jean Mitry Award”, que reconoce a aquellas personas que hayan hecho grandes aportes a la difusión, preservación, investigación y/o el rescate del también llamado cine de los orígenes. 

Una característica más que hace único a dicho festival es que nació y sigue existiendo –en gran parte- gracias a los aportes de la gente y organizaciones no gubernamentales de la región del Friuli y a los mismos archivistas, historiadores y periodistas amantes de este festival. Entre las principales organizaciones están el periódico Cinemazero, La Cineteca di Gemona del Friuli, L’Associazione Italiana per le Ricerche di Storia del Cinema y también El Servizio di Cineteca Regionale del Friuli (Spiess, 1986). Ellos, junto a los cinéfilos, donadores y patrocinadores que cada año asisten fervientemente al LGCM son quienes aportan el dinero (algunos con considerables cantidades) y demás recursos necesarios para que el festival pueda llevarse a cabo año con año y con gran calidad. Esto a pesar de los continuos recortes presupuestales que suele enfrentar este evento y a los cambios de gobierno o políticas culturales que ha sufrido a lo largo de sus años. Un rasgo que sin duda habla del enorme esfuerzo de estas personas por mantener vigente este evento que también es una gran muestra de su anhelo por mantener vivo un espacio en donde cada año puedan asistir a recuperar –aunque sea un poco- esas memorias perdidas del cine silente que tanto significaron en otros tiempos.     

Sin embargo, aún queda más por decir de este festival y sobre mi experiencia dentro del mismo en los años 2013 y 2014. Pero esto lo continuaré en mi siguiente texto.


Referencias

Surowiec, Catherine A. “On the Le Giornate del Cinema Muto” en: Journal of Film Preservation No. 100, 04.2019, FIAF, pp. 47-49.
Spiess, Eberhard. FIAF Information Bulletin, No. 32, septiembre 1986, pp. 39.
Kar-Wai Wong. “2046”. Block 2 Pictures & Jet Tone Productions. Hong Kong. 2004.
Las imágenes fueron extraídas del sitio oficial del festival. Consulta en línea: https://www.flickr.com/photos/giornatecinemamuto/albums 

*Las fotos que acompañan el presente artículo se incluyen únicamente como apoyo al contenido del texto, cuyo cometido es de difusión cultural, sin fines de lucro.