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2020-05-11 00:00:00

«Stalker»: una película que no ha perdido su aura

Por Renée Constanza Lara

“Aquí todos sus deseos se harán realidad. Su deseos más sinceros, nacidos del sufrimiento. No necesitan decir nada. Simplemente deben intentar rememorar su vida entera. Cuando un hombre piensa en el pasado se vuelve más bueno, Y lo más importante ¡crean!.”
Diálogo de Stalker

Walter Benjamin escribió en su ensayo “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica” en 1935, que dentro de la “industria de lo bello” tienen lugar cambios radicales que son resultado de la conquista de técnicas modernas. A lo largo del tiempo no solo cambia el material y los procedimientos de las artes, sino toda la invención artística y el concepto mismo de arte, los cuales se encuentran en constante transformación. Benjamin habla de cómo el arte ha ido cambiando a lo largo de la historia y cómo muchos de estos cambios se deben a la amplia reconfiguración del mundo social.

Benjamin utiliza el concepto de “aura”, para explicar al lector lo importante y lo valioso que son las obras originales y diferentes, las auténticas y las que traen consigo una especie de “efecto de extrañamiento”. A diferencia de las obras que pueden ser reproducibles, a  las cuales Walter Benjamin se refiere como arte profano, como bien lo describe Bolívar Echeverría en su introducción al ensayo de Walter Benjamin. ("La obra de arte en la época de su reproductibilidad", 1935)

Para entender mejor lo anterior, se propone revisar el caso de “Stalker”, película de 1979, dirigida por una de las grandes figuras de la cinematografía rusa, Andrei Tarkovsky. Stalker fue una película que destacó por su originalidad, tanto en su narrativa como en su fotografía. Sigue la historia del tres hombres muy diferentes, que se proponen realizar un viaje hacia un lugar misterioso conocido como “La zona”, donde suceden fenómenos extraños desde tiempo atrás, cuando cayó un aerolito.

Durante las tres horas que dura esta película, el espectador sigue al “Stalker”, un guía experto, que conduce a un escritor y a un profesor, dos personas desesperanzadas o con problemas personales a “la Zona”, en cuyo corazón se encuentra una habitación donde pueden cumplir su deseo más profundos. El trabajo del Stalker es guiarlos a través de los peligros que entraña ese misterioso lugar.

Esta película no fue realmente aclamada en su momento, sin embargo sí es recordada por su mensaje  filosófico y espiritual, convirtiéndola en una gran obra de arte del cine. A lo largo de los años se ha especulado ampliamente sobre el simbolismo de “La zona”: si representaba el deseo de los rusos (todavía bajo el régimen soviético) de salir de su país y asilarse en Occidente donde podrán cumplir sus sueños, o si bien, todo lo contrario, representa los gulag, los campos de detención del “stalinismo”. Tarkovsky también juega con los colores de la película. Esto permite especular sobre lo mismo, sobre la confusión entre una realidad color sepia, y una fantasía, llena de diversos colores, como bien se puede ver en “La zona”.

Según Benjamin, en su época, el arte se encuentra en una etapa crucial de metamorfosis. De una transformación esencial que lo lleva de ser un “arte aurático” en el que predomina un “valor por el culto”, a convertirse en un arte verdaderamente profano, en el que predomina en cambio un “valor para la exhibición” o “para la experiencia”. O como lo explica Julián Bueno:  La industrialización de las imágenes permitió que el arte fuera más accesible, menos privado, más profano, menos sagrado”. (Bueno, J. 2017)

"Stalker" está basada en una novela de los hermanos Arkadi y Boris Strugatski llamada “Roadside Picnic”, traducida como, “Picnic junto al camino”. Aunque Tarkovsky tomó muchos elementos de la idea original, como el personaje del stalker y la existencia de una zona extraña, también le dio su propio toque, con los personajes del escritor y el maestro, y las aventuras que recorren en este viaje. Esos personajes representan el arte y la ciencia, que son guiados por el Stalker, el personaje que representa a la fe, pues es quien está convencido en los poderes sobrenaturales de la zona. De este modo, “Stalker” resulta, en una de sus posibles lecturas, una reflexión en torno a la fe y al oscuro futuro del hombre.

La novela es otra razón para cuestionar el aura de esta película, pues esa es la obra original, la que Benjamin llamaría como “arte aurático”, donde predomina el valor al culto. Sin embargo, la película crea sus propios elementos, o personajes, o tramas, también se convierte en una obra aurática, pues muestra todo un mundo diferente, en el que Tarkovsky se apropió del relato y lo enriqueció con su propia visión y lenguaje.

Una buena parte del ensayo de Benjamin, contiene sus reflexiones sobre el cine como el arte más propio de la época de la reproductibilidad técnica (Benjamin, W. 1935. Pag. 18). La obra no es un cine estandarizado, de corte industrial, para consumo masivo y desechable. “Stalker” es una película que exige al espectador, que lo provoca. En primer lugar, para ver esta película el espectador tiene que haberse formado, es decir, tener información de su existencia y de Tarkovski. Asimismo, el lenguaje, el ritmo, los planteamientos de la narración fílmica, exigen del espectador concentración y capacidad de disfrutar una obra que rompa los esquemas convencionales del cine, tanto en su época de creación, como en la actualidad (cine de mucha velocidad, vertiginoso, de estructuras convencionales). Por lo mismo se puede comprender, que la obra no ha llegado a un público masivo, no se ha vuelto parte de la famosa “industria cultural”, la cual convierte el arte en un producto mercantil.

El efecto de la “industria cultural” se encuentra en las distintas ramas del arte. En la pintura la podemos ver con obras como la “Mona Lisa”, o con Frida Kahlo, que hoy en día sus imágenes han sido sobreexplotadas e incluso desvirtuadas, por ejemplo con Frida Kahlo, ahora su nombre incluso es una marca. También sucede los mismo con la fotografía famosa de Alberto Korda del Che Guevara, un revolucionario comunista símbolo de la juventud rebelde los años 60's, que terminó siendo una imagen sobre comercializada en decenas de productos, como camisetas e incluso en tatuajes como el que lleva Maradona. Esto representa cómo Frida y su obra, así como la imagen del Che Guevara, perdieron no solo su valor artístico, sino también su carga ideológica, y al final su aura.

Hoy en dia vivimos en una era moderna, con grandes avances tecnológicos y aparatos electrónicos que nos facilitan la vida. Muchos de ellos se usan como medios de entretenimiento, nos permiten ingresar a contenidos que eran inaccesibles hace unas décadas, desde literatura clásica, hasta el interior del museo más famosos del mundo. Esto también incluye el fácil acceso que se tiene al cine y a sus obras más destacadas, entre ellas Stalker. La película puede ser encontrada con facilidad en el internet, existen muchas copias que se distribuyen en muchas páginas web. También se puede encontrar, con un poco más de dificultad, en formato DVD.

El hecho de que esta película, considerada una obra de arte, pueda ser reproducible en muchos medios visuales, nos hace cuestionarnos qué pensaría Walter Benjamin, acerca de su aura. Aunque es verdad que una parte de la esencia de las películas es poder verlas en la pantalla, se podría decir que sí pierden un poco de su aura cuando se reproducen en aparatos más pequeños, en los cuales no se puede apreciar de igual manera, la imagen, el sonido, ni el mensaje que Tarkovsky buscaba transmitir.

Al margen de eso, a diferencia de los casos citados (Frida y la foto del Che), “Stalker” no ha perdido su aura (o al menos no en su totalidad), pues continúa siendo una película que conserva su profundidad original (ideológica y filosófica), pues su contenido no ha sido manipulado o tergiversado por la comercialización, no pertenece al llamado “mainstream” o corriente mayoritaria. De hecho, es una película que por su complejidad no es accesible a un público amplio, sino a reducidos grupos de cinéfilos que deben tener una preparación o una sensibilidad diferente a la mayoría, que por norma está alineada a lo más esquemático y rutinario. La pelicula todavia conserva su “efecto de extrañamiento”, transporta al espectador, por tres horas, a un mundo igual, pero distinto al nuestro. Un mundo provocador, lleno de dudas existenciales, permitiendo que cada vez que se vea la película sea como la primera vez, manteniendo de esa manera su “aura”.

Referencias:

Benjamin, W. (1935) La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Editorial Itaca. 2003. Traducción de Andrés E. Weikert. México D.F.

“Roadside Picnic. La novela que inspiró el universo Stalker” (2013) Papel en blanco. Literatura, críticas de libros, internet y letras. Recuperado el 25 de abril del 2020, de: https://papelenblanco.com/roadside-picnic-la-novela-que-inspir%C3%B3-el-universo-stalker-862c14209f12

Bueno, J. (2017) La obra de arte en la época de su reproductibilidad: breve análisis. Lectura abierta: reseñas literarias y análisis de libros. Recuperado el 24 de abril del 2020, de: https://www.lectura-abierta.com/obra-de-arte-en-la-epoca-de-su-reproductibilidad-tecnica-breve-analisis/