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2018-05-14 00:00:00

Cannes 2018: «Mi Querido Hijo», grietas de familia desde Tunez

Por Jean-Pierre García
En exclusiva desde Cannes

"N Weldi"  ("Mi Querido Hijo",) del tunecino Mohamed Ben Attia se presentó dentro de la Quincena de Realizadores y dejó un buen sabor de boca entre los asistentes. La trama está situada en Túnez, en los suburbios de la capital del país. Una familia de clase media (el padre es técnico en las grúas del puerto, la madre es profesora, el hijo de 19 años prepara sus exámenes de la escuela). Aparentemente son felices, salvo que el hijo siempre tiene dolor de cabeza. Padre y madre piensan que el stress de la escuela es lo que provoca esta situación pero de hecho se descubre que son los padres los angustiados, algo frecuente entre personas de la clase media baja de la sociedad tunicina con hijo único. La excesiva atención de los padres por la salud y los estudios de su hijo indica claramente que todo en esta casa gira alrededor del hijo, tanto las angustias como los momentos felices. El hijo es el que permite a los padres seguir como pareja; padre y madre se quieren porque tienen hijo que querer y que le da sentido a su unión.

En el desarrollo de la historia, en los primeros minutos se describen los hechos sencillos de la vida de esta familia, que comparte las tareas cotidianas y acuden a las compras en el supermercado vecino a su departamento. El padre no es un tirano que maltrata a su esposa, sino que colabora con actividades como lavar la ropa o recoger al hijo del colegio. Todos parecen buenas personas aunque no tienen muchos amigos que los visiten o que ellos visiten.

Ya no estamos en la familia mediterránea tradicional, pues el esquema actual proviene de los  presidentes tunecinos pasados (el padre de la nación, Habib Bourguiba, y el que le siguió, Zine el Abidine Ben Ali), en especial con la promoción de un estatus de la mujer tunecina muy favorable, lo que es casi único en el mundo árabe. En las familias más desarrolladas en términos económicos, las mujeres ganaron una forma de libertad que no se encuentra en otros países musulmanes. En la película “Weldi” (“Mi querido hijo”, 2018) descubrimos tanto lo positivo de esta política como aquello que no funciona.

En el relato, es a través del hijo lo que va a dar sentido o, por lo menos, expresar que algo se ha trastornado en la pareja y, más allá de la familia, en toda una parte de la sociedad tunicina.  El hijo va a  provocar una quiebra terrible en la familia, algo que va a echar abajo el sueño del presidente. Los deseos de felicidad se desbarrancan por el “no futuro posible” para la mayoría de la juventud,  algo que estalla y de forma sencilla o terrible, fulmina los equilibrios familiares.

El joven director Mohamed Ben Attia tiene el talento de llevarnos hacia los problemas reales de ese país, con el tino de hurgar en las causas. Después de su muy exitosa opera prima, “Heidi”, Mohammed Ben Attia nos muestra que sabe manejar con pericia e inteligencia el lenguaje cinematográfico, con sentido de los detalles y de su significado.