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2017-06-17 00:00:00

«El Chapo», los narcotraficantes asaltan Netflix, que los glorifica

Por Domingo Rojo

"El Chapo" es la nueva serie de Netflix que busca repetir el éxito de la serie "Narcos", así como otras que han producido sus competidores, todas centradas en los jefes y el mundo del narcotráfico en México y Latinoamérica. Esta moda parece un regreso al cine mexicano de los 80, una época donde predominaron las películas de los hermanos Almada, Álvaro Zermeño y otros actores dedicadas a la apología de los capos de este millonario negocio ilegal, salpicado de sangre, corrupción y traiciones. No hay una diferencia notable en cuanto a la visión sobre estos criminales que han llegado a ser idolatrados popularmente e incluso a ser imitados, a los que se les ha dedicado corridos, canciones y otras expresiones de la cultura popular.

Entre "El Chapo" y películas como "Lamberto Quintero" (1987) de Mario Hernández (entre decenas de películas), no hay ninguna diferencia de fondo, es el mismo tratamiento condescendiente para estos criminales y asesinos a los que se les favorece con un retrato de héroes, con problemas sentimentales y familiares que deben producir empatía entre el público. La gran diferencia es que "El Chapo" tiene mejor calidad técnica, un buen nivel de producción y una realización eficaz, producto del buen oficio de su director Juan Manuel Cravioto ("Mexican gangster, 2014), además de Ernesto Contreras ("Las oscuras primaveras", 2014), que colabora como director de segunda unidad.

Situada la trama desde los años ochenta hasta la actualidad (eso se pretende alcanzar con otras temporadas), la serie narra la trayectoria de Joaquín "El Chapo" Guzmán, interpetado por el actor Marco de la O, desde que ocupa un puesto de matón al servicio del patriarca del hampa Miguel Ángel Félix Gallardo, hasta su última captura. En ese periodo, El Chapo escala posiciones hasta convertirse en uno de los jefes del narco más poderosos y temidos, al frente del Cartel de Sinaloa. En ese itinerario, la serie de Netflix describe sus relaciones y antagonismo con otros capos como los hermanos Arellano Félix, el Güero Palma, Ismael Zambada, Amado Carrillo y otros. Capítulo a capítulo, la serie retoma diversos hechos de sangre y venganza que ocurrieron en la realidad, con guiones consistentes documentados en las crónicas periodísticas (con una necesaria cuota de ficción), pero tampoco con información que vaya más allá de lo que se puede encontrar en Wikipedia.

Asimismo, la serie plantea una subtrama de thriller político acerca de las relaciones del gobierno federal y de varias autoridades de alto nivel que establecen con los jefes del hampa y que derivan en sucesos como la muerte del cardenal Posadas Ocampo en Guadalajara, el cual es recreado en un capítulo. Igualmente, se asoma a la participación de Estados Unidos dentro de esta maraña de confusión, dinero y crimen.

El reparto está conformado por actores sólidos, como Humberto Busto, quien interpreta a un ambicioso y oscuro político; Rodrigo Abed, como Amado Carrillo; Juan Carlos Oliva, como Heriberto “El Güero" Palma, socio del Chapo; Hernán Romo como Benjamín Avendaño; Rolf Petersen como Ramón Avendaño (hermanos Arellano); Dolores Heredia como la periodista Gabriela Saavedra, y otros.

A pesar de su cuestionable enfoque desde el punto de vista ético, toda vez que el país sufre las profundas heridas del cáncer del narcotráfico que ha lastimado a mucha gente inocente, la serie de Netflix es dinámica y entretenida. Pero eso no es suficiente ante tanta tragedia en un momento en que se requiere sensibilidad e inteligencia más que explotar el morbo, a cambio de suscripciones y, por supuesto, dinero.