El portal del cine mexicano y mas

Desde 2002 hablando de cine



Noticias

2017-04-21 00:00:00

Crítica: «Ladronas de almas»; un diamante en bruto.

Por Ali López

A 60 años de la aparición de la primera película mexicana de zombies, “Ladrón de cadáveres” (Fernando Fuentes | México | 1957), y tras la gran horda de cintas, series y demás productos de culto y moda de los muertos vivientes, llega una producción nacional, que no sólo toma el tema de los come-cerebros como eje de la trama, sino que los contextualiza en el aspecto nacional combinándolo con un momento histórico: La guerra de Independencia. Juan Antonio de la Riva es el responsable de dicha película: “Ladrona de almas” (México | 2015), cinta protagonizada por un rimbombante cast: Sofía Sisniega, Natasha Dupeyrón, Ricardo Dalmacci y Luis Gatica; y que tras el paso por varios festivales especializados en el género, por fin llega a las salas comerciarles.

De la Riva, que además de su carrera como director es un experto en el cine de terror nacional, no sólo hace a “Ladronas de almas” partícipe de la filmografía zombie, también la dota de una característica que, extrañamente, es muy poco vista en una película de zombies en México; que realmente lleve al tópico a un término nacional, y no sólo adapta las condiciones globales al nuestra nación. Mucho se debería al novel guionista, Christopher Luna, que fue capaz de encontrar en los laberintos de la historia el camino a la comunión entre estos entes y el contexto ideal, pero más allá de la adaptación de un ‘qué tal si…’, la dirección potencializa los aciertos escritos, y por fortuna, oculta los errores.

La trama se llena de diálogos, muchos de ellos explicativos, como cuando se expone, otra vez, que es un Bokor, o en la siempre desfavorable secuencia donde a trama y meollo se cuenta. Esto, en manos de un director menos exporto, o mucho menos cerebral, hubiera creado una película bastante difícil; pues sólo nos llevaría al camino pantanoso del formato de tele-teatro. De la Riva va más allá, y aunque no logra despegar a muchos actores de su piel televisiva (además made in Televisa), salva los tropiezos de un guión cargado dotando a la cámara de un espíritu propio. Pero no sólo es la cámara lo que juega, es también la puesta en escena, con un diseño de producción digno y creíble, lo que no hace, nuevamente, que una cinta de horror nacional parezca un especial de televisión.

Un aspecto fundamental, y que espero no pase inadvertido, es que “Ladronas de almas” es una cinta protagonizada por mujeres. Mujeres fuertes, portadoras de un mensaje, y para nada sumisas; un garbanzo de a libra en el cine de horror. Dudo que hayan quedado atrás las cintas del género donde la mujer era objeto sexual, sádico y moralino de la trama, pero aquí hay un ejemplo de como la cosas pueden ser diferentes. Pero tampoco toma una postura seria y dogmática, pues más allá de lo políticamente correcto o incorrecto, estos personajes femeninos se regodean en imágenes dignas del mejor gore. Imágenes brutales, a la vez que graciosas, que no causan más que sonrisas; incluso los chistes malos, en referencia al cine nacional, proponen un jugueteo con el público. Hay empatía por las damas, y no por simple coincidencia, pues esta se gana, y otra vez, es la dirección la que potencializa lo que estuvo escrito.

“Ladronas de almas” es un diamante en bruto, una piedra preciosa que no llega a brillar del todo, pero que dota al terror nacional de una nueva joya. Se habla de una nueva época para el género en el país, y está aquí el camino para seguir. Pecados tiene, y muchos, pero de los males el peor, y tras varios intentos de horror mexicano aquí encontramos un director que supo, sin tener muchas cintas similares, apropiar y adoptar los tópicos a su película, y sobre todo, a la filmografía nacional. 60 años después de esa primera cinta de zombies hay una más que se puede inscribir a la lista de las mejores, y que tal vez, ya es para muchos la mejor de todas.