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2016-12-28 00:00:00

Crítica «The Farm»; lo que se ve no se juzga

Por: Ali López

“En veetu thottathil” (Karthik Shamalan|Malasia|2016) es un slasher genérico, que mientras cuenta la historia de un despiadado asesino y una chica sordomuda, su posible víctima, también nos muestra el proceso de un grupo de policías por resolver éste y otros casos. Nada parecería especial sino fuera por el país de procedencia, tan lejano cultural y geográficamente para México, y por los condicionamientos sociopolíticos que nos permite ver, tanto de aquella región, como de la nuestra.

A pesar de ser un Slasher, (género de cuchilladas donde hay un asesino, casi siempre anónimo, detrás de una víctima, casi siempre femenina) ni la sangre, ni la violencia gráfica abundan. Las hay, por supuesto, pero nos son censuradas. Una trivialidad, parece, pues mientras un cuerpo acuchillado es distorsionado por cuadros censuradores, una mano apuñalada es notablemente visible para nosotros. Son poco claros los motivos de la censura, como poco claro es mucho de lo que sucede en la película, pero ¿esto se debe por la poca pericia de las personas tras y frente a las cámaras, o por los condicionamientos culturales de origen? Tal vez sea un poco de ambas.

Es cierto que hay largas secuencias que se nos hacen infumables e innecesarias, muy concretamente el flashback del  policía encargado del caso, y la larga historia del romance entre la protagonista y su profesor, pero hay que recordar que nos encontramos ante narrativas diferentes, que crecieron y se formaron bajo otra perspectiva; la elipsis, tal vez, cause más dudas que las obviedades. No hay que olvidar que el explicador y comentador de películas fue un figura que habitó en los cines de la región muchos más tiempo que en otras latitudes.

También es cierto que las ideas no se concretan. Ante la falta de presupuesto, lo cual es muy probable, la sangre escurre poco y la violencia gráfica es poco explícita. Sin embargo la idea de la solvencia está ahí, en un laberinto de puertas y puertas que bien pudo ser una secuencia memorable para el cine de género. Lo mismo que el sello autoral del asesino, como los sueños de Freddy Kruger o la sierra de Jason Voorhees, cuando el azar hace que las víctimas decidan la fecha de su muerte. Pero todo esto se escurre en la poca calidad cinematográfica de todos los elementos de “The Farm”.

Entonces, ¿Por qué hablar de ella?

Porque burla la censura. Con el agua y la humedad nos muestra el deseo malsano de los hombres de cierta edad por las mujeres de la mitad de ésta. El agua que la ha tocado merece estar en nuestra piel. Lo mismo que el agua de la lluvia, que es capaz de desnudar a la más puritana, aunque no note. Porque el deseo siempre está presente en el cine de horror, al igual que el sexo, y aunque la sociedad religiosa poco permita hay maneras de crear lo que se quiere; justo como el cine de los años 30.

Porque crítica al machismo. Los motivos de trasformación maléfica son risibles pero son; y se hacen valer. Lo que nos puede resultar pueril, es también una ejemplificación de la naturalización que le damos a elementos de la sociedad, no siempre virtuosos ni halagadores.  Y aunque la mujer en la cinta tiene poco de heroína, los hombres que las escuchan, más allá de salvarlas, son los buenos del cuento; los malos son sólo bestias musculosas que esconden su bestialidad en la careta humana.

Porque propone. No logra plasmar sus ideas de la manera en que nosotros lo deseáramos, pero ya están ahí, representadas; listas para fomentar el crecimiento de una industria que necesita librar muchas batallas. Realizar lo que pedimos que realice es fácil pensarlo en una sociedad mexicana; donde la sangre nos da poco miedo y el desnudo en el cine de género puede ser una constante. Pero también tenemos nuestros demonios, y también hay luchas que necesitamos. Todos los participantes de “En veetu thottathil” son unos y unas valientes que se atreven a hacer algo que muy pocos, por allá, hacen; donde el sexo, el deseo, la carne y la sangre se presentan de una manera creativa, artística y sin pesos ideológicos dogmatizadores.

La película vale mucho más por lo que es, que por lo que muestra. Como curiosidad se queda corta, hay psicotronías más pegajosas, pero como documento demuestra una solidez interesante. Vale la pena pensarla, más que verla, revisarla más que desmenuzarla, y analizarla más que reírse de ella. Porque en ese cine, el que creemos común y corriente, se encuentran las manías, fobias y filias de las sociedad que el cine representa. Por cierto, ¿ya vieron las cintas mexicanas que están en cartelera, qué podrán decir en Malasia de ellas?


“The Farm” llegó a México gracias a la muestra de cine de terror, Masacre en Xoco, que como cada fin de año, se lleva a cabo en la Cineteca Nacional.