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2016-10-22 00:00:00

Palmas, vítores y muecas en los cortos animados del FICM 2016

Por Samuel Lagunas
Desde Morelia, Michoacán

Este año, en su edición 14, el Festival Internacional de Cine de Morelia presenta en su Selección Oficial de Cortometraje Mexicano nueve cortos animados, cantidad menor que el año anterior en el que fueron seleccionados diez. La categoría reúne directores y directoras que, en su mayoría, comienzan a posicionar su nombre en el no muy grande universo de la animación mexicana.

Salvo las producciones de Maribel Suárez y León Fernández, los siete cortos restantes están dirigidos por jóvenes menores de 40 años, siendo los más jóvenes de la categoría los hermanos Ambriz, Arturo y Roy, que presentan “Revoltoso”, único corto cuya duración supera los 10 minutos.

Los trabajos presentes en la categoría ofrecen una grata diversidad tanto técnicamente (stopmotion, dibujo, animación computarizada) como a nivel de historias, dos elementos vitales al momento de emitir un juicio sobre ellos. Este año los espectadores podrán disfrutar historias fantásticas y de ciencia ficción, cuentos que apelan al corazón y al sentimiento como al disfrute visual y auditivo. Cortos experimentales, e incluso un relato que nos ofrece una perspectiva inusitada sobre la revolución mexicana. La Sección Michoacana de Cortometraje incluye también dos cortos animados que invitan a repensar, desde lugares incómodos, el tema de la muerte.

Los cortos animados podrán verse los días martes 25, miércoles 26 y jueves 27 en salas de cine y el día viernes 28 se exhibirán de forma gratuita. Además, tres de ellos junto con los 2 cortos animados de la Sección michoacana estarán disponibles para su visionado online en el sitio que el Festival ha destinado para ello.

http://seleccionenlineaficm.com/

Palmas

Taller de corazones (2016)
Matías es un niño cuyo oficio es poco común: recibe los corazones rotos y fríos de sus clientes para remendarlos. Basado en el cuento del mismo nombre, el corto dirigido y animado por León Fernández nos conduce, a partir de una voice over, por medio de un bosque invernal donde el personaje lo arriesgará todo con tal de conseguir su objetivo. Taller de corazones es una amalgama exacta entre un trabajo técnico bien logrado y una historia tierna y conmovedora que sin duda alguna anidará en el corazón de las y los espectadores de todas las edades.

Revoltoso (2016)
Con una duración de 29 minutos, los hermanos Ambriz han penetrado en un terreno prácticamente virgen en la animación mexicana: la historia nacional. Alejados de todo romanticismo e idealismo, Revoltoso cuenta las aventuras y desventuras de una cámara y un jabalí tuerto en el colapso de una hacienda dirigida por un cacique aferrado al orden porfiriano. La cámara llega allí a documentar la vida en esa trinchera conservadora donde una manada de jabalíes gigantes ha sido domesticados y han aprendido a comer en la mesa y bailar el vals por la única razón de que es más fácil tratar con ellos que con los peones. Así, la cámara recoge algunos de estos eventos y entrevé en Revoltoso, el jabalí tuerto, el fracaso de esa rocambolesca empresa. Pero Revoltoso no se ocupa en la revancha histórica de los despojados sino que va más allá y, de principio a fin, reflexiona sobre el acto mismo de contar en tiempos de odio y de violencia. La animación, como el acto de dar vida a lo no vivo, se revela como una alternativa -¿la única?- para afrontar los momentos más aciagos y, también, para conservar la memoria de un país harto olvidadizo.
 
Los gatos (2016)
Un hombre viejo se dedica a alimentar cada noche al puñado de gatos callejeros que se amontona en un basurero cercano. Nada más loable. Sin embargo, Los gatos se aleja muy pronto de ser un elogio del cuidado animal. Al contrario, el corto dirigido por Alejandro Ríos despliega una historia perturbadora y estrujante que arroja al espectador de tensión en tensión hasta abandonarlo en un limbo del que sólo los créditos finales lo rescatan. Efectivo como pocos, Los gatos lanza una dura reflexión sobre las formas perversas de las relaciones interpersonales e inter-especies que existen en la sociedad y sobre la aparente imposibilidad de transformarlas.


Vítores

Bulletproof (2015) y Piñata (2016)
Participantes dentro de la Sección Michoacana, ambos cortos se aventuran en el punto de vista elegido para contar sus historias. Dirigida por Magali Reyes, Piñata se ancla, precisamente, en el interior de una piñata y, al compás de la canción tradicional mexicana que anima dicho ritual infantil, somos testigos de la angustia de un ser indefenso cuya vida no tarda en colapsar. Por otro lado, en Bulletproof una misteriosa voz nos presenta el episodio atroz de un enfrentamiento entre narcos, pobladores y elementos de seguridad. A medida que la batalla ocurre ante nuestros ojos, el corto de Héctor Bustamante adquiere matices apologéticos (¿se puede justificar la muerte, cualquiera que ésta sea?) que, no obstante, no obstruyen el ascenso climático de la historia. Tanto Piñata como Bulletproof son metáforas claras de una sociedad asolada y desolada que intenta remendar los trozos de su presente. 

La secta de los insectos (2016)
Con un punto de partida no muy lejano de la obra de Bradbury, Farenheit 451, el corto de Pablo Calvillo cuenta la historia de Pikes, un miembro de la secta que se dedica a rescatar los libros de otros insectos empecinados en destruirlos. Pikes se verá acorralado y encontrará en los libros su única salida. La secta de los insectos reboza originalidad y tiene la fortuna de incluir algunas referencias literarias (Kafka, Poe) que vuelven el viaje de Pikes una experiencia mucho más llamativa: un elogio a la imaginación y a los libros que la alimentan.

El jardín de las delicias (2016)
La historia tradicional: Adán y Eva en el huerto. Aunque el catecismo inculca en los niños una versión muy higienizada del Edén, El jardín de las delicias de Alejandro García Caballero acierta en caracterizar ese espacio como un lugar mucho más festivo y carnavalesco (jocoso, pícaro y un tanto hedonista); para ello, la expresividad de los dibujos lograda por sus formas curvas y sus vistosos colores, es bastante acertada. Un recorrido visual bastante atractivo que nos descubre que el diablo sí es como lo pintan pero no por eso es necesariamente malo.


Muecas

Ascensión (2016)
De inmediato la acción. En un mundo habitado por figuras diabólicas, quienes son elegidos para ser diferentes son perseguidos sin misericordia. Mucho más cercano a un clip promocional de un videojuego, el corto de Samantha Pineda y Davy Giorgi, en la premura por adentrarnos a la persecución, fracasa en crear un lazo con el espectador: queda como una aventura estéril.

Elena y las sombras (2016)
Animada impecablemente por Cesar Cepeda, la historia cuenta cómo la rutina de Elena es rota por la aparición de Félix. Aunque las intenciones son loables, contar una historia inclusiva (en el sentido de que sea capaz de funcionar en público con y sin discapacidades visuales), ésta no se transmite por completo; ni la sonoridad logra crear un mundo propio, ni la historia consigue cautivar al espectador. Una invitación, eso sí, a pensar formas de animar y de hacer cine destinado a quienes tienen algún tipo de discapacidad visual o auditiva.

El agujero (2016)
Maribel Suárez incursiona de nuevo en la animación con una historia sencilla y tradicional sobre una niña que descubre la importancia de la paciencia y de la perseverancia a través de su amistad con un agujero. Un par de sonrisas es lo único que obtendremos de ella.

El canto del ave (2016)
Inspirado en la obra pictórica de Saturnino Herrán, El canto del ave carece de una trama clara. En vez de ello, el corto dirigido por Cecilio Vargas nos regala una instantánea sobre un hombre que se entrega a la muerte. Difícil de penetrar en él, El canto del ave sólo nos dejará una mueca de extrañeza.