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2016-08-19 00:00:00

Crítica: «Cementerio de esplendor», uno de los estrenos más importantes de 2016

Por Ali López

“Cementerio de esplendor” (Rak ti Khon Kaen, 2015) una cinta del acostumbrado mundo onírico de Apichatpong Weerasethakul, que cuenta la historia de una anciana (Jenjira Pongpas) que entabla una relación con Itt (Banlop Lomnoi), un soldado con una enfermedad que lo tiene en un sueño perpetuo. A la par de ellos hay varios personajes que juegan como vínculos y vehículos con el mundo interno y externo de ambos personajes, siempre desde el simbolismo del deseo y la fantasía.

La cinta fluye, precisamente, como un sueño lúcido en donde las luces y los colores crean un cambio constante en la manera en que vemos y percibimos lo que ahí sucede. Saber que es lo real y que pertenece al mundo de los sueños es difícil, pero no debe importarnos mucho, puesto que esta conjunción en lo que dota la cinta de su magia y maravilla.

Weerasethakul habla desde el tercer mundo, desde sus carencias, sus deseos y problemas. El cementerio de esplendor podrá ser ese, un mundo donde los espíritus del mundo antiguo se remueven ante el conjuro de las trasnacionales que corrompen las raíces del pueblo. Todos estamos muertos, tal vez, como en un mundo de zombies pero sin gore. Más bien en un escenario donde dioses y humanos confluyen para decidir lo que es mejor para cada una. Donde los movimientos teatrales rompen con lo cotidiano y el cine es el escaparate de lo fantástico; de los sueños más profundos y perturbadores.

Norteamérica, como siempre, sueño y pesadilla, con sus productos comerciales como los nuevos símbolos de lo místico; dioses de un panteón pop donde el refresco cura y mata, da y quita, aprieta pero no ahorca. El internet, la telefonía móvil así como los productos milagrosos, son los placebos de una sociedad moderna, en la que ya nadie cree en las leyendas. Aunque los monstruos se presenten de manera explícita frente a nuestros ojos, y sean parte de la cotidianeidad; o tal vez por eso es que ya nadie cree en ellos. Deseamos lo que no nos pertenece, lo que nos es ajeno, lo que parece diferente, siempre cuando, represente la belleza estética que nos han vendido.

Justo como la protagonista, que rompe lo estipulado por los cánones comerciales, pero demuestra una hermosura difícil de clasificar y encontrar, una belleza humana que conjuga perfecto con lo  antiguo, con ese pasado añorado y que parece perfecto. Sin embargo, el futuro es incierto, es un campo de futbol lleno de cúmulos de tierra, de relieves, de subidas y caídas que no permiten un juego fácil, aunque, muy en el fondo, será mucho más sencillo para ellos que para nosotros.

“Cementerio de esplendor” no será la cinta más brillante de Weerasethakul, pero sobresale entre varias cinta que llegan comúnmente a nuestras carteleras, y, sin la mayor duda, vale mucho la pena verla.