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2016-08-15 00:00:00

«24 semanas», polémica ante un dilema ético, en la Semana de Cine Alemán

Por Ali López

“24 semanas” (24 Wochen|Anne Zohra Berrached|Alemania|2016) es una cinta por demás polémica; pretende serlo desde un principio, pero no se regodea de aquello, como ya veremos. La película narra la historia de Astrid (Julia Jentsch), una comediante (o standupera como dictan los nuevos cánones) que ronda los 40 años y está en un punto alto de su vida y carrera. Tiene 24 semanas de embarazo, todo parece ser miel sobre hojuelas, pero un estudio prenatal le informa que su bebé nacerá con una discapacidad; ahora la duda asalta a Astrid, su esposo Markus (Bjarne Mädel) y hasta su hija Nele (Emilia Pieske), ¿serán capaces de soportar todo lo que esto conlleva?

En Alemania la ley permite el aborto después de las 12 semanas, en casos específicos como este. Y esta idea ronda por la menta de Astrid y su esposo, por lo que la cinta se convierte en un dilema ético y cívico a lo largo de su metraje. Sin embargo, ésta no se vuelve un melodrama religioso o moralino que dispone de lo más superfluo del debate abortista para llenarse de lágrimas, rezos y mensajes civiles. El debate moral está ahí de manera laica, y sobre todo, real y humana; la resolución va de acuerdo a lo preceptos de un mundo moderno y cambiante, que no por eso es frío y desconsiderado (como puede llegar a creerse)

Astrid representa mucho de este mundo moderno, que a final de cuentas, lucha con el pasado de la humanidad, profundamente salvaje y profundamente místico y/o religioso. El debate, y la resolución, tienen muchas aristas, todas, francas y fieles a los mandamientos propios de la protagonista. Es cierto, y aquí lo veremos, que por momentos la directora, Anne Zohra Berrached, hace uso de lo más extremo del melodrama. Hace que se personaje caiga en situaciones cada más complicadas, como las calamidades que sufren las mujeres santas de los melodramas latinoamericanos; parece que su destino es sólo sufrir, mientras hace reír a la gente. También esta condición misma, ser una figura mediática, juega con la tragedia de los que no tienen un momento privado; los sufrimientos de Astrid son a la vez elementos del chisme cotidiano que se da en la televisión y radio.

Y es ahí, cuando el drama parece desbordarse y convertirse en una versión alemana de cualquier dramón televisivo nacional, cuando todo toma rumbo y se concentra en el retrato íntimo de una sociedad hipócrita que es incapaz de afrontar la verdad con todas sus letras. Haciendo que niños y adolescentes, con esa falta de conciencia política/social, sean los portavoces de los sentimientos de una pareja que se debate entre el ser y el deber ser; así, Astrid toma una decisión, que, afortunadamente, no concluye con la cinta. Porque las decisiones tendrán que afrontarse, y Astrid será la portavoz de causas y azares que son más profundas y cotidianas de lo que puede llegar a creerse.

“24 Wochen” no es un film fácil de mirarse, más allá de su ritmo pasivo o manufactura sobria, los cuestionamientos directos que crea entre su temática y el espectador son tan duros que las dudas no dejan de saltar en la mente de quién la mira, ¿qué haría uno en esos casos? Pero, afortunadamente, ni la cinta, ni su trama, ni su directora, pretenden dar respuesta a un debate que, sí, será interminable, pues sólo concluye un caso específico, ficticio; que lo que busca es desgranar la condición de una sociedad alejada de lo espiritual, y que en momentos de crisis tiene en la medicina y la ciencia como su nuevo dogma y guía. La frialdad de esta condición, donde los tecnicismos hablan de un proceso o de una patología, sólo para ocultar la realidad omnipresente de la muerte. Una muerte a la que nadie escapa, y una muerte que hiere y duele, por más que la sociedad oculte sus lágrimas en el velo moderno de la fría economía humana.

“24 semanas” se presenta en México dentro de la 15ava Semana de Cine Alemán, consulta cartelera en sitio oficial y redes sociales.