El portal del cine mexicano y mas

Desde 2002 hablando de cine



Noticias

2016-07-30 00:00:00

«Aprendiz», el asesinato, la muerte y la existencia. Más cine oriental en GIFF

Por Ali López
Desde Guanajuato

“Aprendiz” ("Apprentice" /Singapur-Hong Kong-Alemania-Francia-Qatar/2016), dirigida por Boo Junfeng, cuenta la historia de Aiman (Firdaus Rahman) un joven custodio que ingresa a trabajar a una prisión de máxima seguridad, donde se llevan a cabo ejecuciones a reos condenados a muerte. Aiman comenzará a entablar relación con el verdugo del lugar (Wan Hanafi Su), quién ve en él a su posible remplazo. Así, Aiman comenzará a debatir sus principios morales avasallados por su presente, pero sobre todo por su pasado.

La cinta no es en sí una discusión, ni postura, sobre la pena de muerte; aunque, como es de esperarse, este alegato si recorre la mente de quién la observa. El debate es, posiblemente, el asesinato; sin ir demasiado lejos. ¿Quién tiene la facultad de quitarle la vida a alguien más? Y sobre todo ¿qué razones podrá tener?

La muerte ronda en cada rincón de este filme apoyado en una fotografía notable, que agudiza los primeros planos con luces duras y contrastantes, y elimina la profundidad de campo con sombras y oscuros tenebrosos que nos recuerdan el pozo en el que estamos. No hay afuera ni adentro de la cárcel, siempre somos prisioneros y siempre estamos, junto con Aiman, tras los barrotes.  La muerte no aparece como una amenaza constante. Aquí no se vive la intriga y el miedo de poder dejar de existir, lo que aquí sucede es la interrogante: ¿cómo seguir viviendo después de haber matado a un hombre?

Aiman busca, por cualquier medio, redimir sus errores. Es un personaje recto y pulcro, que esconde una furia enorme contenida en sus músculos, en su cuerpo. Inexpresivo y casi incapaz de relacionarse, Aiman es el candidato perfecto para un verdugo que comienza la retirada. Este verdugo parece ser parco y cruel, pero su humanidad se despliega en diferentes ámbitos, y junto con el protagonista, vemos la cruenta dificultad de su trabajo. Aunque no lo acepte, está ya cansado de llevar presos a la horca, y cargar sobre sus hombros, y sus cientos de cigarrillos, el peso de todos aquellos a los que puso fin. El debate, repito, no es sobre si es justa o injusta la pena de muerte; el debate es la aparente frialdad que esto conlleva, la dureza de alma que se tiene, y el pesado yugo que se yergue.

La cinta de Junfeng es una de las más notables del año, pues es capaz de incomodar e impactar al espectador a casi cada momento. No es una película fácil, es difícil de asimilar y la conclusión es un impacto tan sólido que congela la mente y el cuerpo. Los momentos climáticos de Aiman producen un debate ético personal, pues aunque “Aprendiz” se dibuja sobre un contexto, las cuestiones sociales se alejan de la práctica; no hay aquí nada más que lo interno. Un interno que de dibuja en tomas llenas de fuerza que producen  incomodidad, pero que son infranqueables. La brutalidad y la violencia alejadas del burdo explícito y mostradas con la cautela indecorosa de lo innegable; esto existe en el mundo y no podemos ocultarlo.

En un momento histórico donde la muerte habita en cada calle, de cada ciudad, de cada país; donde llega y sorprende a manera, ya no sólo guerras, sino de tiroteos y masacres en masa, lo que esta película propone, dispone y expone es de suma importancia. Pues ¿verdugo es sólo aquel que abre la escotilla?