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2016-04-19 00:00:00

«Chronic». La sorpresa fácil como recurso urgente

Por José Manuel Martínez Arriaga*

Un auto inicia la marcha para seguir a otro auto. Una pantalla revela el inocuo acto de fisgonear fotografías del perfil de una bella joven desde una red social. Las fotografías cambian al detenido ritmo del click del ordenador. Enseguida conocemos el título de “Chronic”, tercera película del joven mexicano Michel Franco.

En su carrera, desde un inicio demostró su valentía al afrontar temas arriesgados, indeseables, fulminantes y controversiales. “Entre nos” (Michel Franco, 03), cortometraje con el que debutó, impactó por mostrar de forma mesurada y cruda la púdica aunque inevitable necesidad de recurrir al tráfico de órganos; en “Daniel & Ana” (M. Franco, 09), su ópera prima, vislumbró los inimaginables y redituables apetitos que secuestraron a un par de hermanos para grabarlos teniendo sexo y venderlos en la red, entonces el hermano descubre que siempre estuvo enamorado de su hermana, la historia de éste Orestes adolescente fue uno de los indicios que lo llevaron a recibir visibilidad como autor; con “Después de Lucía” (M. Franco, 12), confirmó que el joven director era una apuesta segura, su drama cautiva y desgarra a través de una chica abatida por el duelo de su madre muerta y es ininterrumpidamente humillada por su felación videograbada y difundida entre sus compañeros de escuela. Hasta ese momento su filmografía posee constantemente relevancia por su férrea habilidad en llevar a la pantalla un binomio sentimental y atroz de esas historias que sacuden al espectador y lo destierran de la indiferencia habitual. Sus guiones contienen un interesante enfoque intimista que en todo momento invierten la atención dentro de su característica cámara fija que lo aproxima al estilo de Michael Haneke, y el fluido ritmo en sus personajes simples viviendo situaciones complejas -que en este sentido se asemejan al de las tramas de los hermanos Dardenne- lo hace destacar al extender los conflictos gradualmente.

Sin embargo “Chronic: el último paciente”, rompe con esa línea mantenida en su carrera. Al filmar por primera vez en territorio americano, fuera de los estudios hollywoodenses y con una solida trayectoria como productor, Michel Franco abre fallidamente las posibilidades que pudo haber utilizado en el fértil ámbito del cine independiente americano: mostrar personas, no imitaciones en rostros afamados, alejarse del oropel para darle cabida a una cotidianidad de realidades tan vastas en contraposición a los productos formulados por la industria basura. Su trama deja entre ver que un enfermero llamado David (Tim Roth) se hace cargo de una famélica mujer; que al poco muere de sida; la sobrina de la fallecida –que es la bella joven de las fotografías de red social del inicio- parece demostrar intensiones de vincularse con el protagonista; este protagonista es contratado por un anciano que ha sufrido un infarto, después de un tiempo las hijas del anciano demandan a David; luego se emplea con otra mujer cada vez más incapacitada por su cáncer; después la película por sí sola confirma que Michel Franco cayó en picada con esa más reciente obra e incursión a la realización angloparlante.

Al tratar con una profesión de múltiples e inagotables posibilidades en recursos narrativos como la enfermería, el director mexicano desaprovecha un acercamiento a la fragilidad orgánica y sentimental como lo hace “La vida secreta de las palabras” (Isabel Coixet, 05); la combativa pero inevitable faena camino a la muerte en “La muerte del señor Lazarescu” (Cristi Puiu, 05); o una fulminante reflexión sobre la identidad a partir de esa vinculación paciente-enfermería en “Persona” (Bergman, 66); tan sólo por hacer mención de la incidencia con la que pudo desembocar “Chronic”. Por el contrario, su trama es hueca y deja una decepcionante cantidad de cabos sueltos. Los personajes secundarios aparecen, comienzan a tener una incidencia dentro de la historia y después desaparecen gratuitamente. Existe en esta entrega un arduo esfuerzo por no desdeñar la imperdonable manera con la que Michel Franco se impide explotar un actor de primerísimo nivel como Tim Roth; desde el libreto, su personaje es el mismo desde el principio y hasta el final: haciendo a la película una ocurrencia absolutamente plana. No hay ningún clímax. Ni conflictos en el protagonista. Ni transformación que provoque o confirme verdaderamente que lo que acontece en pantalla tiene un significado o relevancia.

La película, sencillamente, es insostenible, y su insultante desenlace suma mayores motivos que esclarecen que “Chronic” es un pésimo compendio de tomas, que en lo particular, no me atrevería a dignificarla haciendo mucha mención del acertado y rescatable dirección de arte. Por lo general, los finales firman la factura y el acabo de un filme, siempre es grato encontrarse con una vuelta de tuerca o cierre sorpresivo en el cine, en el caso de “Chronic: el último paciente”, nuevamente de manera fácil, gratuita y absurda, Michel Franco se despidió de aquella importante calidad en su obra para ofrecer una fruslería desechable de ciento treinta y tres minutos.
 

*Finalista del III Concurso de Crítica Cinematográfica