Crítica: «La chica danesa», el trans para el gran público
Por Gustavo Ambrosio
El cine que aborda cuestiones de género y sexualidad cada vez se hace más relevante en el mercado cinematográfico (sí, el mercado) por lo cual no es de sorprender que surgiera con tanta fuerza "La chica danesa", un proyecto que se tenía planeado desde 2009, con Tomas Alfredson, director de "Déjame entrar". El relato está centrado en Lily, la primera trans en someterse a una cirugía de reasignación de género a principios del silo XX, y resulta un personaje ad hoc para esta época donde series como "Transparent" o el hit de Xavier Dolan, "Lawrence Anyways", entre otras producciones, generan mucha expectativa y mucho público.
Sin embargo, es de notar que adaptar dicho biopic tenía que pasar por un tratamiento adecuado para que no se cayera estrepitosamente. Lograrlo no fue fácil, y es que es de notar el cambio de reparto y directores, desde Charlize Theron, Rachel Weisz y Gwyneth Paltrow en el papel de Gedda, la esposa pintora, hasta Nicole Kidman y Marion Cotillard para el papel de Einar, el pintor que descubrió su verdadero yo tras un jugueteo para “romper la moralina” danesa; mientras que para dirigir también se barajeó a Lasse Hallström.
Finalmente se decidió por Eddie Redmayne, Alicia Vikander y el responsable de adaptar al cine "Los Miserables", Tom Hooper. Con esta fórmula, la película recibió cuatro nominaciones al Oscar por mejor actor (Redmayne), actriz de reparto (Vikander), diseño de producción y vestuario.
¿Cuál fue el resultado de combinar dos actores en ascenso y un director académico? Una historia bastante endulcolorada sobre lo que puede ser el tema.
Si bien el desarrollo narrativo aborda con cierta gracilidad el descubrimiento del yo de Einar, lo pierde en gran medida por abordar la otra cara de la moneda, la pareja que sufre la transformación. Y si bien, el ya mencionado Dolan, había abordado dicha narrativa del cambio de sexo visto desde los dos polos de una pareja, acá pierde sustancia por la evasión constante que hace del dilema que es la identidad y no el amor, que es justo lo que venden.
Las decisiones del señor Hooper entorpecen la narrativa con imágenes y cuestiones simbólicas del cuerpo, aspectos visuales que pudieran eludir a este tema, son cambiados por full shots de las calles de Copenhague, de bosques, del departamento…Pérdida de ritmo y de tiempo valioso para adentrarse en un mundo conservador como ese, ¿dónde se ve esa claustrofobia biológica que vive el personaje? Sólo se nota en apenas dos escenas minúsculas. Dos escenas que son brutales, por cierto.
Ciertamente, el filme, más allá de lo superficial de su guión y de lo plano de la dirección, logra que Eddie Redmayne y Alicia Vikander demuestren por qué son talentos incuestionables y logran interpretaciones poderosas que cimbran al público. La “escena de la revelación” entre la pareja resulta una colisión dramática que jamás se vuelve a retomar en todo el metraje.
El diseño de vestuario y el maquillaje son destacables con un despliegue visual delicado y fresco, que alude a una feminidad cosmopolita y a la moda que dejan una etérea y delicada impresión de estética elegante, cortesía de Paco Delgado.
"La chica danesa" es un filme interesante por su tema, no por su aportación cinematográfica. Tiene dos escenas que valen mucho la pena por la forma en que están filmadas y actuadas, pero la dirección plana y lo rosado del guión endulzan un tema que pudo ser mucho más contestatario y vanguardista, como se supone que fue esa pareja de pintores. No se puede dejar de pensar qué hubiera hecho Alfredson con este material.
