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2015-09-29 00:00:00

Crítica: «Una Nueva Amiga», la nueva joya de Ozon

Por Javier Tapia Sierra.

Desde que debutó en 1998 con su primer film propiamente dicho “Sitcom”, el director francés François Ozon se ha convertido en una de las figuras imprescindibles de la cinematografía francesa contemporánea. Su visión fresca, sensible y atrevida del mundo queda elegantemente plasmada en sus películas a través de imágenes que rayan en lo poético combinadas con situaciones mundanas. En “Una Nueva Amiga" ("Une nouvelle amie”) su más reciente producción el realizador brinda un relato cuidadosamente construido donde el mundo emocional e intelectual de los personajes se entrelazan de forma fluida, otorgándole a la película varios niveles de profundidad en lo que en apariencia es una historia sencilla.

El filme, una adaptación del cuento “The new girlfriend” de la escritora británica de misterio Ruth Rendell, nos cuenta la historia de Laura (Isild Le Besco) y de Claire (Anaís Demoustier) dos amigas desde la infancia que han compartido tanto que es imposible imaginar sus vidas la una sin la otra. Laura muere dejando atrás a su esposo David (Romain Duris) y una niña de un año, Claire le prometió a su amiga en el lecho de muerte que cuidaría de ellos. En medio de la depresión que la causa el haber perdido a su mejor amiga, Claire descubre que David se viste de mujer para superar la muerte de su esposa.

Lejos de adentrarse a la situación con un enfoque morboso, Ozon opta por dotar a los personajes de una frágil y sutil humanidad.  Aprovechando las características del melodrama el director explora la condición humana  haciendo hincapié en los procesos que forman la identidad de sus personajes. David inquieta y al mismo tiempo sensibiliza a Claire, creando una atmósfera de suspenso en la que estos seres humanos van vaciando poco a poco complejos, prejuicios y estigmas que la sociedad en su gusto por etiquetar impone con miopía a aquellos que no entran dentro de lo que se considera normalidad. Esta atmósfera de suspenso se adereza con la tensión sexual que el espectador percibe en Claire y David conforme su amistad se va haciendo más cercana. Ozon hereda de Hitchcock, la mirada voyerista y la convierte en una herramienta poco intrusiva y que sin embargo logra profundizar con ingenio, compasión y sentido del humor en la vida de un ser humano forzado a vivir en el secreto y cuya evolución emocional le permite no solamente alcanzar una vida plena para él, sino también a todos aquellos con los cuales logra crear lazos que se resisten al encasillamiento.

El realizador cuestiona directamente al espectador sin caer en juegos políticos o en el sensiblero mundo de la cursilería. En su lugar las preguntas que Ozon plantea son inteligentes, estructuradas y muy agudas, dirigidas a todos aquellos no conformistas y librepensadores que nutren y dan forma a su obra cinematográfica. Con “Una nueva amiga” el director francés agrega una joya más en su ya amplio estuche de sorpresas.