Crítica: «Alicia en el país de María», amnesia en el mundo de los hipsters
Por Hugo Lara
El director Jesús Magaña presenta en su cuarto largometraje, “Alicia en el país de María” (2014), una historia donde se manifiestan algunas constantes que ya están registradas en sus filmes anteriores (“Sobreviviente, 2003; “Eros, una vez María”, 2007, “Abolición de la propiedad”, 2012), las relaciones de pareja; sus rupturas y sus abismos. Magaña es un cineasta interesante que también es dedicado en el aspecto estilístico, en la creación de atmósferas y en el retrato de cierto segmento de la sociedad chilanga, especialmente ciertos jóvenes treintañeros que se enfrentan a sus dilemas internos sobre el amor y la soledad. Sin embargo, Magaña no ha logrado aun la gran película que terminará por consolidarlo.
“Alicia en el país de María” es la historia de Tonatiuh (Claudio Lafarga), quien sostiene una relación de amor-odio con su pareja, la modelo María (Bárbara Mori, también productora de la película), a la que cela constantemente. Una noche sufren un grave accidente automovilístico mientras pelean. Tonatiuh despierta en el hospital, donde es cuidado por la enfermera Alicia (Stephanie Sigman). Posteriormente, la misma Alicia es atropellada y, como consecuencia, sufre amnesia. Tiempo después, Tonatihu reencuentra a Alicia en un bar. Alicia no recuerda haberlo conocido en el pasado y su memoria de corto plazo le obliga a llevar hábitos como portar registrado su domicilio en una pulsera para poder regresar a casa. Tonatihu es atraído por su belleza y extrañeza y comienza una relación con ella.
El guión, del propio Magaña junto con Fernando del Razo y Rafael Gaytán, intenta jugar con la premisa de la amnesia y sus consecuencias en el entorno del joven protagonista, tomando elementos ya vistos en filmes como la imprescindibles “Memento” (Christopher Nolan, 2000), "Eternal Sunshine of the Spotless Mind" (2004) o “The lookout” (Scott Frank, 2007). Sin embargo, esas intenciones se le van de las manos al director y a los guionistas con una trama que se va enredando y se torna frágil con sus inconsistencias. Por ejemplo, no logra hacer verosímil que la mujer amnésica ande circulando por bares y calles sin ningún cuidado; tampoco convence la reaparición de María confinada en un manicomio; el personaje de Tonatihu (Magaña suele bautizar con el mismo nombre a sus protagonistas masculinos en sus anteriores filmes) es un joven hipster ligador ocioso pero humanamente vacío; aparece una mujer que lee el Tarot (Angélica Aragón, madre de Alicia) pero más de relleno que otra cosa; entre otros puntos débiles. Igualmente, varias de las soluciones que propone son apresuradas o efectistas.
El filme, que incorpora elementos como los sueños y la confusión del inconsciente, se vuelve una amalgama de buenas ideas mal aprovechadas, con rebuscamiento intelectual . No obstante, logra un buen trabajo en el plano de la ambientación y la fotografía que combina el color y el blanco y negro, gracias a la colaboración de la directora de arte Lizette Ponce y el fotógrafo Alejandro Cantú. Ojalá Magaña nos entregue en su próximo filme la película que esperamos de él.
Director: Jesu?s Magan?a Va?zquez. Con: Ba?rbara Mori, Claudio Lafarga, Stephanie Sigman, Ange?lica Arago?n. Guión: Jesu?s Magan?a Va?zquez, Fernando del Razo, Rafael Gayta?n. Fotografía: Alejandro Cantu?. Edición: Gabriel Marin?o, Jesu?s Magan?a Va?zquez, Jorge Arago?n. Música: Herminio Gutie?rrez (supervisión). México 2014. Duración: 90 min.
