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2015-08-28 00:00:00

Macabro: «Wild in Blue» y «Wasted Land»; o el hombre como receptor del horror

Por Ali López

El Festival Macabro 2015 presentó, en esta decimocuarta edición, dos cintas de temática similar; “Wild in blue” (Mathew Berkowitz-USA-2015) y “Wasted Land” (Peter von Hees-Bélgica-2015). La primer película cuenta la historia de Charlie (Frank Cermak Jr.), un joven trastornado que lo mismo gusta del whisky que de asesinar mujeres. Charlie busca crear una cinta sincera, por lo que  todas sus atrocidades, manías y vicios son filmadas en cámara digitales, de VHS u 8 mm. La segunda cinta  nos cuenta la historia de Leo (Jérémie Renier), un inspector de policía cuya reciente paternidad lo está enloqueciendo; decide aceptar un último caso, resolver el asesinato de un joven congolés. Sin embargo, esto lo llevará a perderse en el submundo de la brujería africana, del exceso y de su laberíntica mente que parece ya no diferenciar entre lo falso y lo real.

¿Y en dónde están las similitudes? En el hombre como protagonista y receptáculo del horror. El hombre como protagonista y héroe de historias no es, por supuesto, algo novedoso; lo interesante es la manera en que se plantea. ¿Cuántas veces vemos historias sobre los hombres y sus emociones entorno a la paternidad, o sus pensamientos y sensaciones en torno a su sexualidad? Es más, aquí vemos que ambas problemáticas son capaces de crear una sensación: terror.

Charlie, el protagonista de la cinta norteamericana, es un hombre maniaco, pero que acepta esa condición; él sabe que está loco, y que el resto del mundo le teme y venera. Utiliza su aparente fortaleza, física y emocional, para controlar lo que lo rodea; ser amo y señor de su mundo, que es el mundo mismo. Charlie sabe lo que la gente quiere, y les ofrece una manera de conseguirlo: denigración; sí, la gente acepta. A cambio de fama y fortuna ellas hacen lo que sea, él lo aprovecha; utiliza el poder de la cámara para desmitificar la condición humana. Pero esa cámara también lo desnuda. En su memoria están insertadas las imágenes filmadas de su infancia, y en su presente, no puede más que hablar con las lentes mecánicas de los aparatos que lo rodean. Es un ciborg, mitad aparato mitad humano. Charlie ya no concibe su vida sin la tecnología, su placer sexual depende de lo que ve a través de la pantalla, y de lo que logra teniendo una cámara, eso y sólo eso es lo que le da poder.

Por el otro lado, en la cinta belga, Leo no se enfrenta a lo moderno (la tecnología) sino a lo antiguo, la magia. Pero este enfrentamiento también tiene como campo lo mental. Leo no es un loco, propiamente dicho, pero si tiene y mantiene desordenes que lo llevan a dañar su propio cuerpo y a temer por la condición de quien lo rodea. Leo vive entre asesinatos y cuerpos de muertes deshonrosas, esto termina por mermar su mentalidad; pues se impone más responsabilidad que la en realidad le pertenece. Al enterarse que su esposa está embaraza, y por fin tendrá un hijo propio, pues es padre postizo de un niño que tuvo su mujer antes de conocerlo, los fantasmas de su psique comienzan a emerger. No sólo no se siente incapaz de cumplir con la cualidad de padre, también teme por lo que puede heredar a su hijo; no cuenta con la mejor de las historias familiares. Los miedos lo llevan a refugiarse en situaciones que tampoco le dan respuesta; se pierde en los tugurios africanos donde su aspecto caucásico le hace diferente, su pierde en brazos amantes que se vuelven un peso más en su espalda y se pierde en la obsesión por aprehender a un magnate europeo que utiliza la magia como elemento vital para su suerte; de tanto perderse, termina por no encontrarse.

Un punto en común entre ambos personajes es la relación con sus padres. En ambas tramas tenemos a la madre ausente; sólo una mención esporádica o una voz tras la cámara. Sin embargo la relación hijo-padre es profunda y debeladora, es origen de problemas y posible culminación de estos. Charlie es el rey de todo, menos en casa de su progenitor. Ahí se vuelve uno como todos, expuesto por la lente, vilipendiado y sobajado; ahí entiende el origen de sus temores, sus dudas y sus placeres. El dolor de otros se convirtió en su orgasmo, pues la violencia imputada por su padre fue la manera en que le fue demostrado el amor familiar, no encuentra otra forma de amar; de ser. El padre de Leo está recluido  en un asilo, mientras que la familia de su esposa convive con ellos, esto es un poco confuso, hasta que se descubre la condición mental del padre de él; ha perdido contacto con lo real. Entonces Leo teme que la locura encontrada en los hombres de su familia sea transmitida a su hijo; por eso le aussta ser padre biológico. Con su hijastro es todo amor y compasión, pero con su propio hijo los temores se develan, lo hacen perderse en pasadizo mental del que no puede salir. Así, la relación padre-hijo parece que comienza a ser importante para ciertos sectores sociales, el hombre ha dejado de ser lo que era, y su liberación comienza a vislumbrarse, comienza sentirse humano. Quedan atrás los estereotipos del macho dominante, y en el tópico del terror, del macho ultra sexual, que morirá en algún momento de la cinta, o es  asesino en potencia; y del héroe que todo lo puede y saldrá avante.

Ninguna de las dos cintas se mueve en el terror puro. “Wild in blue” es cercana al gore y al cine de psicópatas. Su estética es interesante, sin ser un found footage per se, juega con los elementos de lo subjetivo, la primera persona y el mockumentary. Visualmente propone bastante,  sus texturas derivan entre el 8 mm. Y el VHS, siendo texturas reales y no meros emuladores digitales, esto le da una mayor credibilidad; además de que expone mejor lo turbado de la mente de Charlie, pues la poca perfección del VHS y la extraña paleta de colores del 8mm son psicodélicas lo mismo que estimulantes. “Wasted Land” habita en el neo-noir y el thriller, una historia policiaca con toques de terror, que más que ser un terror puro es apenas una pincelada. La historia de Leo es una tragedia, una carrera que lleva al fatal destino, y en el camino se va encontrando con elementos sobrenaturales que son malévolos, pero no dueños de pesadillas o sustos. Como cinta policiaca es homogénea, calca de las historias clásicas, sin embargo, es interesante el giro que plantea, y de esto es que se valen las cintas de género.

Dos cintas flojas en la idea dramática pero solidas en la temática; historias de planteamientos más que de sucesos. Pienso, luego existo.

La programación de Macabro se extá exhibiendo en Cineteca Nacional, Cinematógrafo de Chopo, Museo Casa del Cine, Centro Cultural Carranza, Museo Panteón de San Fernando, Laboratorio Arte Alameda y otras sedes.

Waste Land - Official International Trailer from Menno Mans NSC on Vimeo.