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2015-08-27 00:00:00

Crítica: «Eddie Reynolds y los ángeles de acero»: aunque la mona se vista rockera...

Por Ali López

La suerte, el destino, la coincidencia, o la fuerza extraña que controla el universo hace que Bono, vocalista mesiánico de U2, entre a una tienda de discos viejos. Ahí, su divino oído cae de rodillas ante el single “Cheve en la fiesta” de la olvidada banda mexicana Eddie Reynolds y los Ángeles de acero. El músico irlandés planea regrabar la canción, por lo que se pone en contacto con la disquera que sacara a la luz dicho acetato de 45’. En México, Eddie (Damián Alcázar), ahora llamado Lalo, se entera de la maravillosa noticia, no sólo su música será grabada por una de las bandas más importantes del mundo, el contrato es la puerta de salida a su vida de músico poco afortunado. No se necesita más que la firma de los autores de la rola, sin embargo, el segundo de ellos, Santos (Arturo Ríos), no está tan entusiasmado, pues lo recuerdos que le acompañan de la banda no son para nada gratos. El contrato es aplazado, aunque prácticamente se ha escapado; otra vez la suerte mete la mano, pero, con la banda reunida, Eddie Reynolds se pregunta ¿A pesar de su edad, aún podrán darle algo de rock a sus vidas?

La edad es una de las temáticas en las que se asienta la historia de “Eddie Reynolds y los Ángeles de acero”, la coyuntura que hay de una generación a otra es alabada, criticada y comparada por medio de la música y la moda. Un acierto de Gustavo Moheno (director de la cinta) es no caer más en el bajo prejuicio de que lo antiguo era mejor. Claro que con su cinta le hace homenaje a una época en donde la vestimenta, la forma de hablar y las notas que se escuchaban develan cierta fascinación, pero jamás les adjudica el término dogmático de la sacralización; hay también, en esta generación, puntos a favor. Habrá risas de los viejos a los jóvenes, y de los jóvenes a los viejos, habrá más que eso, se tendrá una comprensión de las causas y los hechos. Moheno entiende las dos eras, tal vez porque habita entre ellas, y logra unificación.

La dicharachería como expresión oral de un modo de vida, está presente. Los más severos dirán que la banda de Eddie Reynolds cae en el estereotipo, y sí, pero no es a causa de la burla (como en la serie Los Héroes del Norte, o la banda Moderatto) se utiliza aquí la exageración del look clásico del rockero mexicano, como disfraz chavorruquesco para los que no quieren crecer, y los que ya crecieron. Lalo pasa de ser el rockero de cepa a un músico versátil de bodas y XV años; entendiendo así lo popular como degradación de lo “pesado”, o dicho de otra forma, lo músicos reales son los que tocan sus rolas y no los éxitos populares de los 90; o termina siendo músico de palenque con la Trevi como Fernando (Jorge Zárate) . Además de la caída musical, Lalo, Eddie, ha dejado de estar de moda, su cabello largo, aretes y actitud ya son los de un viejo que no se encuentra. Como contraparte de Eddie está Ulises (Álvaro guerrero) quien ha conquistado su vida adulta, comportándose y vistiéndose como tal, pero esto no lo exime de problemas; el actuar de manera tan recta lo lleva a tener un distanciamiento con su hija. Así vemos que hay una generación que tras la frustración de un sueño (tener una banda de rock) es in capaz de encontrarse en el mundo actual; metáfora a la generación X, que sigue perdida entre la adolescencia y la adultez. Aunque la suerte juega un papel importante en el desarrollo. Y fundamento, de la trama, las decisiones que van tomando los personajes, sobre todo el protagonista, tiene sus repercusiones. Santos es el viejo incapaz de crecer, de superar, de olvidar. Su eterna juventud es síntoma de inmadurez, sí, pero también de dolor; siempre queriendo regresar a tiempos mejores sin saber que lo que le sucede, en tiempo y espacio, vale tanto más que lo pasado.

Todo gira en la resolución de los conflictos de estos cuatro personajes, que terminan siendo uno, y que terminan por ser la imagen contestataria de una generación que tampoco los entendió, ni lo dejó crecer. El rock es para siempre, dictan los viejos mandatos, y la rebeldía es parte de esta vida; se tiene que ser rebelde, siempre. Romper los parámetros y las reglas, y así poder conseguir lo que anhela.

Sin embargo, a pesar del discurso, y calidad encontrada, la película termina por no ser redonda. Cae en los pecados telenovelescos mexicanos, creando personajes enteramente buenos, donde la curva dramática solo sirve para exorcizar pecados; no hay tonalidades. No se puede ser capaz de convivir con lo bueno y lo malo, el ser humano, según la cinta, tiene que ser siempre bondadoso, puro y blanco para lograr sus sueños; se pierde la rebeldía. La última secuencia del filme nos lo dicta, lo importante no es lo que viene, sino como se llegó hasta ahí. . La resolución del conflicto se resuelve como cuando niños, con un estrechón de manos, y todos contentos.  A pesar de  que la felicidad es más importante que el orgullo, y es mejor perdonar y seguir adelante que seguir atrapado; la bondadosa cursilería con que acondiciona la película termina por ser demasiado azucarada y melosa.

Eddie Reynolds será un éxito, no lo dudo, tiene un cast envidiable, que la mayoría de las veces se toma en serio a sus personajes (aunque haya segmentos en donde en vez de  ver a un viejo rockero parece que esta uno viendo a vulgarcito de Alejandro Suárez), y está acompañado de una estética y ciertos gags que ya son del agrado del público mexicano. Sin embargo, la película no crece, no rompe cadenas. Pudo ser algo más que un éxito comercial pero se quedó con las ganas. El cine mexicano adolecente, ya casi chavorruco, al que le cuesta dejar atrás la casa, la normas, las buenas costumbres, y todo lo que le han dicho que siempre haga. Lástima.

“Eddie Reynolds y Los Ángeles de Acero”

Dirección: Moheno, Gustavo. Guión: Enderle, Carlos | Moheno, Gustavo | Pulido, Ángel. País: México. Producción: Molto, Sandrine. Compañía Productora: Abracadabra Producciones. Fotografía: Cantu?, Alejandro. Edición: Ramirez, Edson. Sonido: Díaz, Sergio. Música: Shwartz, Benjamin. Dirección de arte: Ponce, Lizette. Reparto: Alcázar, Damián | Escorcia, Vico | Gaitán, Paulina | Guerrero, Álvaro | Heredia, Dolores | Ríos, Arturo | Sfera, Pavel | Zárate, Jorge | Zurita, Sebastián.