Crítica: «Eddie Reynolds y los ángeles de acero»: una tonada familiar
Por Davo Valdés de la Campa
Bono, vocalista de U2 en una improbable situación escucha una canción en un acetato en una tienda de discos en Irlanda. Digo improbable porque en las bocinas suenan riffs al puro estilo del metal de los 70, con una letra similar a los éxitos del rock urbano mexicano. No obstante, la música, nada cercano al estilo de la banda de rock dublinés, llama la atención de Bono y éste pregunta por los intérpretes de la misma. Se trata de Eddie Reynolds y los ángeles de acero, una banda mexicana de rock, que de no ser por aquel descubrimiento nadie nunca más hubiera recordado.
La premisa de esta comedia, a momentos divertida y a momentos complaciente, parte del interés de Bono por adquirir los derechos de dicha canción: “Cheve en la fiesta” para realizar un cover; y la enorme oportunidad que esto representa para una agrupación que después de un éxito efímero se perdió el olvido. Primero porque las regalías de esa canción representaría un ingreso económico insuperable, un insufrible ejecutivo de la disquera les ofrece cerca de medio millón, y después porque a partir de esa negociación nace la idea de volver a unirse como banda y recuperar el tiempo perdido.
Muy pronto las viejas rencillas entre los miembros de la banda comienzan a relucir. Un tratamiento obvio nos revela que la banda se separó porque Eddie Reynolds, un siempre adecuado, Damián Alcázar, grabó un disco como solista y otros integrantes lo tomaron como un insulto y el ego terminó por devorarlo. La película, nuevo material de Gustavo Moheno, después de dirigir el remake de Hasta el viento tiene miedo, en ese sentido ofrece una historia predecible, a veces forzada, pero con el suficiente humor para entretener a pesar de las sobrecarga de referencias y gags a momentos específicos de la historia del rock mundial o parodias a la escena nacional.
“Eddie Reynolds y los ángeles de acero” es una película que en cierto modo es un homenaje a una cultura de rock trasnochada. Después de que los miembros de la banda liman asperezas, el largometraje sigue el proceso de volver a comenzar, de adquirir un estilo fresco, que nunca se alcanza y es precisamente por eso que la película cumple su objetivo más grande: el de hacer reír, aunque la historia no alcanza para convertirse en un referente de lo que el rock significa en nuestro país.
Por supuesto que uno de los atractivos más grandes de la película es su reparto. Además de Damián Alcázar que interpreta al líder de la banda, el vocalista, que después de perder a sus compañeros termina en un grupo versátil, también destacan Jorge Zárate, Álvaro Guerrero, Arturo Ríos y Dolores Heredia. Todos actores maduros dan vida a un reparto coral de rucos que intentan recuperar el tiempo perdido y alcanzar el estatus de leyenda en un círculo caprichoso y voraz. La película podría leerse en ese tenor como una crítica al sistema actual de distribución y comercialización de la música y como cada vez los artistas reciben menos respeto por su trabajo. Porque a veces lo que es rentable es el ridículo y lo auto-referente: véase Moderato, por ejemplo.
Una de las grandes virtudes de “Eddie Reynolds” es su lado musical. Una banda sonora ecléctica, kitch, desenfada y explosiva nutren la película de sus mejores momentos, además de que la interpretación de los actores, ninguno músico al parecer, dotan a sus personajes de verosimilitud como artistas capaces de tocar un instrumento y de acaparar el escenario.
El gran mensaje de película de Moheno es el tópico de la segunda oportunidad. Volver a hacer las mismas cosas con el aprendizaje del pasado, todas esas cosas que hicieron daño y que ahora pueden no sólo sanarse sino hacerse de la manera correcta sin por ello perder el estilo y sin volverse una fábula moral. La película quizá no funciona completamente, pero también hay que ser honestos, no tiene demasiadas pretensiones por eso uno se acerca a ella con varios contratos bajo el brazo. Uno de ellos es el de no tomarse las cosas en serio y con ello sólo queda disfrutar el viaje y escuchar esa tonada familiar, ese riff que se repite y que suena como algo que ya escuchamos, pero que tampoco suena mal.
“Eddie Reynolds y Los Ángeles de Acero”
Dirección: Moheno, Gustavo. Guión: Enderle, Carlos | Moheno, Gustavo | Pulido, Ángel. País: México. Producción: Molto, Sandrine. Compañía Productora: Abracadabra Producciones. Fotografía: Cantu?, Alejandro. Edición: Ramirez, Edson. Sonido: Díaz, Sergio. Música: Shwartz, Benjamin. Dirección de arte: Ponce, Lizette. Reparto: Alcázar, Damián | Escorcia, Vico | Gaitán, Paulina | Guerrero, Álvaro | Heredia, Dolores | Ríos, Arturo | Sfera, Pavel | Zárate, Jorge | Zurita, Sebastián.
