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2015-07-17 00:00:00

Foro de Cineteca «Una chica regresa sola a casa de noche», viejos mitos, nuevos mundos

Por Ali López

"Una chica regresa sola a casa de noche" (A Girl Walks Home Alone at Night, Ana Lily Amirpour, EU-2014) podría ser el significado del cine en el Siglo XXI: una producción estadounidense, filmada en iraní, con temática europea del siglo XIX, más la música global contemporánea y una estética digna de novela gráfica; la conjunción posmoderna. Una cinta de vampiros que no es lo que se espera, a pesar de contener el terror, la oscuridad y la belleza clásicas del tema. La cinta no cae en lo común y simple, al contrario, utiliza a su beneficio los cánones; los homenajea, los desclasifica, los atesora y después los tira. Ahí está la belleza y seducción de las vampiresas de la Hammer films, el juego entre el negro y el blanco del expresionismo de "Nosferatu, eine Symphonie des Grauens" (F.W. Murnau, Alemania-1922), la vida nocturna de "The Lost Boys" (Joel Schumacher, EU-1987) y el romance lento y erótico de "El ansia" (The Hunger, Tony Scott. UK-1983); sí, "Una chica regresa sola a casa de noche" lo tiene todo.

Mucho de la estética de la cinta se le debe a la fotografía de Lyle Vincent, y su extraordinaria capacidad para jugar con uno de los elementos más victorianos de la historia, el color negro. Del alto contraste a los grises, de la luz intensa a las sombras lúgubres; las luces y la lente danzan frente a nuestros ojos, acentuando los movimientos pausados y rítmicos de quienes interactúan entre ellos, y también con nosotros. Mucho se le debe a la cámara, pero la puesta en escena es exacta, dibujada; capaz de adquirir un ritmo maduro, a veces dinámico, a veces inerte. Ya hay una escena de la cinta circulando en la red, llamada “Breathtaking scene”, y no se puede llamar de otra forma. Sin duda esta pequeña muestra de toda la pieza es, y será, una de las escenas que marquen a una generación. Un sólo encuadre, con la velocidad adecuada y un soundtrack que acompaña más que dignamente, es capaz de englobar mayor pasión, erotismo, lujuria y amor que cualquier cinta adolecente de vampiros de la última década.

Cayendo en el tópico de los chupasangre, aquellos fanáticos esperanzados en poder encontrar otra vez un clásico saldrán complacidos; los que están cansados de la misma diatriba de siempre, saldrán sorprendidos. Todos los elementos necesarios para crear una digna cinta de terror, están sumergidos dentro de este guion. Hay momentos de tensión, que van más allá del momento impávido predecesor de un brinco, o del eterno bamboleo cinematográfico que pretende ser autentico. Vuelve a haber suspenso, no sólo al momento del horror, y el monstruo emergiendo de las sombras; hay suspenso en la medida de lo necesario, y lo posible. En el final de signo de interrogación precedido por puntos suspensivos. La empatía, o antipatía, lograda hacia cada uno de los personajes es un trabajo poco notorio, como las buenas historias, que pasa sin ser advertido, como el cine que no se ve, el de Carrière.

Se habla de personajes extraños, y me parece un calificativo poco acertado. Me perecen más personajes pintorescos, caricaturizados. La comedia entra al juego, como escaparate al terror, como acento al suspenso, y como un fabuloso acierto. Esos personajes, los más cómicos, son los que representa lo más inhumano, lo malsano; escoria, dirían algunos.  Pues la comedia también funciona como crítica, como escaparate y como espejo, como el reflejo distorsionado que te hace ver a la vez gracioso y deforme. Son pocos los personajes que viven en ese universo, pero cada uno de ellos juega un papel importante en el orden del caos perfecto; un juego de ajedrez de hombres y mujeres que representan los miedos y las pasiones de ambos géneros, de la convivencia entre sexos, y de eso que alguien ha decidido llamar amor. Porque los vampiros no son los únicos que absorben la vida, lo están las relaciones que se  olvidan de esa parte humana, los padres que de apoyo pasan a ser carga, las drogas y su dependencia, su sutil manera de consumirlo más a uno, de lo que se les puede consumir a ellas. El ser humano y su extracción inagotable de recursos de su tierra. Un pequeño pueblo que parece rendir tributo a aquel cómic de Frank Miller, un microcosmos que con ciertos elementos identifica los patrones de una sociedad, sí, como la nuestra.

"A Girl Walks Home Alone at Night", es una cinta imperdible del Foro 35 de la Cineteca. Es una apuesta, una moneda al aire que caerá en el mejor de los lados. Una promesa de mejores años, la esperanza latente de que aún en el mundo hay algo que puede sorprendernos. Es una canción que próximamente todos tendrán en su lista de reproducción. Un momento, un suspiro, un flashazo en  blanco y negro, capaz, de ser eterno.

Título original: "A Girl Walks Home Alone at Night". Dir.: Ana Lily Amirpour. País: Estados Unidos Año: 2014. Guión: Ana Lily Amirpour. Fotografía: Lyle Vincent. Música: . Edición: Alex O?Flinn. Con: Sheila Vand (la chica), Arash Marandi (Arash), Marshall Manesh (Hossein, el drogadicto), Mozhan Marnò (Atti, la prostituta), Dominic Rains (Saeed, el proxeneta), Rome Shadanloo (Shaydah, la princesa) Productor: Ana Lily Amirpour, Justin Begnaud, Sina Sayyah, Sheri Davani. Compañía distribuidora: Cine Tonalá Distribución. Compañía productora: Say Ahh Productions, SpectreVision, Logan Pictures, Black Light District. Duración: 101 mins.