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Reporte de la semana

2015-05-15 00:00:00

Buen recibimiento en Cannes a «Mad Max: Fury Road»

Por Hugo Lara
Desde Cannes.

"Mad Max: Fury Road", la nueva película de Mad Max del australiano George Miller tuvo su premiere mundial en un contexto de privilegio, en el marco de la 68 Festival de Cannes, con lo que se refrenda la adoración que el certamen francés siente por Hollywood. La película se exhibió fuera de competencia pero es de esos títulos que atraen multitudes, reflectores y mucha promoción que le viene bien a Cannes. La proyección concluyó con una ovación de los asistente al Gran Teatro Lumière, la sala más importante de la Croisette, lo que significó un recibimiento más que satisfactorio para la película que protagonizan Charlize Theron y Tom Hardy, quienes estuvieron presentes en la alfombra roja.

"Mad Max: Fury Road" es un reboot de la saga que interpretó y que hizo famoso al actor Mel Gibson, allá en los inicios de los ochenta del siglo pasado. En ese sentido, retoma el espíritu y el ambiente de un mundo postapocalíptico (muy claramente en el segundo filme), un planeta arrasado y erosionado donde los supervivientes conforman tribus y hordas salvajes, feudos dominados por tiranos despiadados que pelean por el agua o la gasolina.

El filme abre con Max (Tom Hardy), un ex policía que se encuentra a la deriva después de perder a su familia y a su hija. Así, es capturado por las huestes del Inmortal Joe (Hugh Keays-Byrne) un deforme y aberrante tirano que controla a un pueblo segmentado en guerreros, obreros y lumpen. El Inmortal Joe abre y cierra a su conveniencia las compuertas del agua y así mantiene sometidos a sus súbditos. Max es torturado en las catapultas, mientras sale una misión dirigida por la guerrera emperatriz Furiosa (Charlize Theron) a traer combustible de otro pueblo a cambio de agua. Pero a medio camino, Furiosa se desvía para fugarse, pues lleva a bordo un cargamento secreto: las hermosas esposas de Inmortal Joe,. El villano y sus hombres comienzan su persecución por el desierto y Max es forzado a ir con
ellos.

"Mad Max: Fury Road" responde suficientemente a las expectativas pero no va más allá de ellas: es una larga persecución llena de emboscadas y combates con estrambóticos vehículos en marcha. La mayor apuesta se ofrece a partir de una puesta al día de su estética y narrativa, Resulta así una fábula futurista de mucha violencia y crueldad, pero con una carga de fantasía que la vuelve irreal. El director, apoyado en el fotógrafo John Seale, el escenógrafo Colin Gibson y el editor Margaret Sixel, utilizan la cámara rápida y el ralentí con eficacia, una paleta de colores dominada por el ocre, así como un maquillaje y vestuario vistoso, que crean una distorsión visual que lo aproxima al cómic. El otro componente importante son los efectos visuales, que conforman el corazón de la propuesta.

El filme en general es entretenido y vertiginoso, donde el director George Miller afortunadamente no se toma muy en serio y se permite bromas como la de un guitarrista que toca y lanza llamas encima de un bólido. Sin embargo, con respecto a la saga original, esta nueva propuesta pierde valor en su contexto político, sin el referente de la Guerra Fría que alumbró el cine postapocalíptico de los setentas y ochentas. Aquí el panorama del cataclismo está asimilado como algo que podría suceder pero que no vale la pena pensar mucho en sus razones, sea una catástrofe bélica o ecológica. Es una película que detonará seguramente algunas secuelas, como se ha puesto de moda en Hollywood, el reciclaje donde se invierte sobre seguro, en fórmulas ya probadas, con el menor riesgo posible, matando la originalidad.