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2015-05-01 00:00:00

Crítica: «30 y viviendo en casa», dos hermanos en apuros

Por Hugo Lara

Una de las mejores cosas de Internet es la posibilidad de acceder en cualquier momento a miles de buenas películas que uno se perdería fácilmente. Es el caso de “30 y viviendo en casa” (Jeff, Who Lives at Home, 2011) de los hermanos Jay y Mark Duplass (Baghead, 2008; Cyrus, 2010), que se puede ver en Netflix. Se trata de una comedia sencilla, de corte independiente, con una equilibrada carga de emotividad, humor e ironía, además de una realización consistente y un solvente reparto que encabeza Susan Sarandon.

El cine de los hermanos Duplass está emparentado generacionalmente, en tema y estilom con cineastas como Jason Reitman (director de Juno, 2007, y Up in the Air, 2009, entre otras), destacado cineasta independiente y quien de hecho es productor de "30 y viviendo en casa".

La película está centrada en Jeff (Jason Segel), un baquetón de 30 años que vive con su madre Sharon (Sarandon), viuda y empleada en una oficina, en una ciudad de Louisiana. El relato transcurre a lo largo de un día. Jeff es aficionado a la mariguana y ferviente seguidor de la película “Señales” (Signs, 2002) de M. Night Shyamalan y por eso cree que hay pequeños sucesos cotidianos que tienen un gran significado en la vida que hay que descifrar.  Eso lo motiva a explicarse una llamada equivocada que recibe, de un hombre furioso que pregunta por un tal Kevin. Jeff sale a la calle y va siguiendo distintas pistas que se le atraviesan en torno al nombre de Kevin. Así se cruza con su hermano Pat (Ed Helms), quien lleva una vida aspiracional y que ese mismo día ha peleado con su esposa Linda (Judy Greer) porque compró un Porsche sin consultárselo. Metido cada uno en sus problemas, los dos hermanos se ven unidos cuando Pat sospecha que su mujer lo engaña con otro hombre y decide espiarla. Mientras tanto, su madre recibe mensajes de un admirador secreto de su trabajo que la trastornan emocionalmente.

La sencillez de “30 y viviendo en casa” se apoya en un guión bien estructurado, que va eslabonando cada una de sus piezas con buen sentido del ritmo y el tiempo.  Los hermanos directores dan credibilidad a su relato gracias al desempeño de sus actores, especialmente Jason Segel, muy convincente como un joven haragán pasado de maduro, aunque de buen corazón.

El filme se vuelve una historia sobre la fraternidad y la necesidad de crecer, a partir de la interacción entre los dos hermanos, de carácter y ambiciones opuestas, una pareja dispareja que logra encontrarse cuando comparten una serie de sucesos íntimos a lo largo del día que los transforma en mejores personas. Por su parte, el personaje de la madre, que interpreta la enorme Susan Sarandon, queda un tanto aislado y parece que pertenece a otra película, pero en el conjunto, es una subtrama que tiene su propia narrativa y que conserva el tono del filme.

En suma “30 y viviendo en casa” es una pequeña película que vale la pena ver, un filme donde el talento está invertido en el desarrollo de una historia sobre personajes entre patéticos y tiernos pero con auténticos conflictos humanos, y no en millonarios efectos especiales.
 

Director: Jay Duplass, Mark Duplass. Guión: Jay Duplass, Mark Duplass. Producción: Helen Estabrook, Lianne Halfon, Stephanie Langhoff, Jill Rachel Morris, Steven M. Rales, Jason Reitman, Russell Smith.Música: Michael Andrews. Fotografía: Jas Shelton. Edición: Jay Deuby. Diseño de Producción: Chris L. Spellma. Reparto: Susan Sarandon, Jason Segel, Ed Helms, Judy Greer.