Reseñas FIC San Cristóbal: «La mujer del chatarrero», una película de vena humanitaria
Por Sergio Huidobro
Desde San Cristóbal de las Casas
A primera vista, “La mujer del chatarrero” es una película menor de Danis Tanovic, filmada en nueve días con actores no profesionales, 75 minutos de duración, diálogos parcos, cámara al hombro y bestialidad neo-realista dispuesta a recordarnos que los Balcanes no están mejor cuando no hay guerra.
Puesta así se antoja prescindible, pero no lo es. No hay que confundir menor con mínimo; este ejercicio de docu-ficción austera es también el producto de un cineasta consciente de sus posibilidades, sus virtudes y –muy importante– sus limitaciones. Danis Tanovic tuvo la suerte, mitad buena y mitad mala, de subir a recoger el Oscar con su primera película, “No Man´s Land.” Después de aquello, partió por Europa a jugarse una serie de apuestas fallidas (una sobre un guión de Kieslowski, otra con Colin Farrrell) y solo en la presente década regresó a concentrarse en su natal Bosnia y Herzegovina.
En “La mujer del chatarrero” se narran pocos días en la vida de una familia gitana de la periferia proletaria de una ciudad bosnia que espera a su tercer hijo. Esta familia, los Nazif, viven de la recolección y venta de deshechos metálicos, no están adscritos a ningún sistema de seguridad social ni a eso que podría llamarse economía formal. Por eso, cuando un aborto involuntario empieza a provocar fuertes dolores en el vientre a la mujer, emprendemos junto a ellos un calvario para conseguir que sea operada, sin tener que pagar los casi mil marcos que cuesta la cirugía, antes de que la necrosis del feto la afecte a ella. Para salvar a su mujer, el Sr. Nazif empieza a agotar todas las posibilidades dentro o fuera de la ley.
Tanovic leyó en la prensa el caso que inspira este guión y que sucedió en 2011. Para trasladarlo a un largometraje, contactó al matrimonio real y les propuso recrear su martirio, en su casa, con sus vecinos y amigos interpretándose a si mismos dos años después. El paraje invernal de una de las regiones más inclementes de Europa hizo el resto.
Siempre se agradece que una película de vena humanitaria tenga la capacidad de transmitir una experiencia sin hacer explícita ninguna intención de salvar al mundo, repartir golpes bajos o regañar al espectador. “La mujer del espectador” no tiene nada de esto. Narra con humildad y pocos tropezones, todos perdonables; tiene tacto para retratas las vidas mínimas que parecen insignificantes y buscar, en el centro de su experiencia cotidiana, un aliento de universalidad.
“La mujer del chatarrero” fue exhibida en el marco del FIC San Cristóbal de las Casas como inauguración del programa de colaboración con el Festival de Cine de Sarajevo.
