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2014-10-23 00:00:00

Reseñas FICM: «Dos días, una noche» la solidaridad como antídoto contra el mundo caníbal

Por Hugo Lara
Desde Morelia

“Dos días, una noche”  (Deux jours, une nuit, 2014), exhibida como uno de los estrenos internacionales del Festival de Morelia (FICM), es el más reciente filme de los hermanos belgas Jean-Pierre y Luc  Dardenne, que cumple a cabalidad con su apreciable filmografía de carga social, que ha alcanzado la cumbre en películas anteriores como “Rosetta” (1999), “El niño” (2005) —ambas ganadoras de la Palma de Oro en Cannes— o “El niño de la bicicleta” (2011), todas historias enmarcadas en la problemática de la clase trabajadora europea.

“Dos días, una noche” cuenta la humilde cruzada de Sandra (encarnada por la gran Marion Cotillard), una obrera de una pequeña ciudad belga que pierde su empleo a raíz de una dudosa votación, en la que sus 16 compañeros han tenido que decidir entre permitir que ella conserve su trabajo o recibir su gratificación anual. Con el respaldo de una amiga y su esposo, Sandra consigue que el patrón acepte realizar una nueva votación, sin que el capataz de la fábrica ejerza presión sobre el grupo. Sandra tiene tan sólo el sábado y el domingo para visitar a cada uno de sus compañeros y convencerlos de que la ayuden a salvar su trabajo, a cambio de que cada uno de ellos sacrifique su prima económica prometida.

Los hermanos Dardenne son unos cineastas con una firme sensibilidad y convicción política y social que transmiten en sus películas. En “Dos días, una noche” lo manifiestan nuevamente al exhibir la situación desesperada de su protagonista, Sandra, una madre de dos niños, quien se enfrenta a los distintos argumentos de sus colegas, sea para ayudarla o para rechazarla. Este itinerario permite ver diferentes reacciones ante el dilema que les plantea, y así desfilan aquellos que se solidarizan emotivamente y los que la desairan por egoísmo, por necesidad o por otras razones.

Hay que señalar que el compromiso social y político de los Dardenne —que abreva del neorrealismo italiano o del free cinema inglés y  se vincula a directores ulteriores como Ken Loach— se centra en el lado agrio de la realidad europea, pero normalmente con una economía estable, algo completamente lógico y legítimo. Sin embargo, para auditorios no europeos —como puede ser el de México u otros países en condiciones económicas de crisis recurrentes— el planteamiento del problema resulta fallido, un tanto absurdo e inverosímil.  Lo que muestra la cinta es el promedio de un obrero belga actual, que habita casas de dos pisos y tiene auto propio, y que está preocupado por los arreglos del jardín o del departamento. Incluso, tienen la posibilidad de participar en una decisión laboral mediante el voto. Para la mayoría de los obreros mexicanos, filipinos y de otras partes del mundo —muchos de los cuales trabajan en condiciones de verdadera miseria— eso es algo impensable, casi fantástico, digno de un mundo raro. Así, a pesar de su honestidad y compromiso ideológico, a “Dos días, una noche” la merma una visión provinciana y estrecha. Con claridad, la situación que se presenta como extrema pierde vuelo y eso disminuye el dramatismo del guión.

Al margen de las presumibles diferencias que puede percibir un público determinado—que pueden ser muy grandes—, la película se enfrenta a la dificultad de pasar varias veces por una misma vereda: vemos a la Cotillard pararse afuera de las casas de sus compañeros y exponerles su causa. Esto funciona las primeras veces, pero la repetición se agota hacia la mitad del filme, pues se vuelve previsible.

Los Dardenne tienen el indiscutible mérito de narrar esta historia sobre las complejas relaciones humanas con recursos reducidos, apenas con un puñado de actores y algunas locaciones cualquiera. La Cotillard, cuya presencia siempre se agradece, cumple bien, gracias a su natural solvencia. Al final, vale la pena quedarse con la urgente idea de salvar valores vilipendiados, como la solidaridad y el compañerismo, hundidos en este mundo del capitalismo caníbal, donde reina la avaricia y la mezquindad. “Dos días, una noche” una vez más demuestra que no se requieren del millonario derroche de Hollywood —en dinero y/o efectos especiales— para hacer películas sólidas e imaginativas.

Dirección: Jean-Pierre y Luc  Dardenne. Guión: Jean-Pierre  Dardenne. País: Francia  Producción: Jean-Pierre  Dardenne. Compañía Productora: Les Films Du Fleuve.  Fotografía: Alain  Marcoen. Edición: Marie-Hélène  Dozo. Sonido: Benoît De Clerck, Jean-Pierre Duret, | Thomas  Gauder. Reparto: Simon Caudry, Marion Cotillard, Pili Groyne, Fabrizio Rongione. 95 min.