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Reporte de la semana

2013-05-18 00:00:00

Raúl Fuentes, cineasta, universitario y perseverante

Arieles 2013: Raúl Fuentes, cineasta, universitario y perseverante

Para su consideración: Cobertura especial Ariel 2013

Por Ulises Pérez Mancilla

Raúl Fuentes es “orgullosamente universitario” por partida doble. Estudió ciencias de la comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, a la vez que intentaba entrar al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos. Tres veces hizo el examen de admisión al CUEC hasta que fue aceptado. Y tres veces metió su proyecto en el Programa de Óperas Primas, hasta que lo seleccionaron y dio como resultado su primer largometraje: “Todo el mundo tiene a alguien menos yo”, nominado este año a cuatro Arieles incluyendo mejor guión original y mejor ópera prima.

“Cuando iba en la prepa yo no tenía ganas de estudiar nada, no tenía ganas de hacer nada de mi vida, me iba muy mal en la escuela… (…¡muy, muy mal!)… reprobé 4to semestre y tuve que volverlo a hacer… un día estaba platicando con un amigo y me mencionó que el quería estudiar cine y fue cuando me di cuenta que era posible, porque antes me hubiera sonado como a decir: yo quiero ser piloto de fórmula uno o astronauta”.

En aquel entonces, Raúl estudiaba en la preparatoria “Mexicana Americana” donde recuerda que se la pasaba muy mal (“era una escuela super fresa donde todos eran conservadores y derechistas y todo lo que tenía que ver con las artes era nocivo o inútil), sin embargo tener la certeza de que quería hacer cine en un futuro, lo impulsó a terminar la prepa: “me di cuenta de que estudiar cine era posible, y eso era algo que ya desde adolescente me gustaba muchísimo”.

“Todo el mundo tiene a alguien menos yo” (que el próximo 22 de mayo tendrá una función en el ciclo Rumbo al Ariel de la Cineteca Nacional) es la historia de una pareja lésbica donde la diferencia de edades y de intereses, hace que su relación sea agridulce: “Me interesaba mucho la forma. Lo que llama mi atención del cine es como se cuentan las cosas”. Admirador del cine europeo, Raúl apostó por una fotografía en blanco y negro pues la historia estaba contada desde el punto de vista del personaje de Alejandra: “que es muy radical y así lo ve todo”. Especialmente, reconoce también que su guión se vio beneficiado con la improvisación de diálogos por parte de sus actrices (Andrea Portal y Naian Daeva, a quienes extrañó no ver en las nominaciones).

Hace unas semanas, la película ganó el premio del público en el Festival Internacional Riverside y aunque ya se ha visto en algunos festivales nacionales (Guadalajara de 2012 donde tuvo su estreno mundial, Guanajuato donde ganó el premio de la prensa y el Festival MIX de Diversidad Sexual en Cine y Video, donde conquistó al público femenino que reía y se identificaba con la pareja protagónica) todavía espera su estreno comercial en salas mexicanas tentativamente hacia el mes de octubre.

“Al principio me ponía más nervioso. Tenía la incertidumbre sobre qué iba a pasar con la película, si la gente se iba a salir de la sala y así, ahora sólo me preocupa estrenarla”. Raúl cuenta que en su primera función, no esperaba que la gente se riera, porque no había pensado en hacer una película chistosa, pero conforme pasó el tiempo, le fue gustando y se fue haciendo a la idea de que el público la mira con humor: “cuando haces la película no puedes pensar en qué le gusta al público, tratamos de hacer una película que nos gustara a nosotros como termómetro de que habría alguien más a quién le gustara”.

Recientemente Raúl fue invitado a programar el ciclo “Amor diablo” en el Cine Club Revolución del Museo Carrillo Gil , que es una actividad que lo hace muy feliz. De hecho, recuerda que los Cine Clubes fueron una parte fundamental de su formación: “iba muchísimo al Cine Club Ciencias, era una cosa apasionante, veías y veías películas. Recuerdo que antes de salir a semana santa había un maratón de más de 24 horas, completos fui a tres y esos tres fueron para mí una experiencia inolvidable”.

Sentado en una esquina de la entrada a la sala Miguel Covarrubias, en el Centro Cultural Universitario, que es donde ocurre esta entrevista, Raúl habla sobre el cine con un amor tal que inspira sólo de oírlo: “El Cine Club lo empiezas haciéndolo en tu casa, con tus amigos, tratas de que vean eso que a ti te gustó tanto (… de cuando piensas: ¡esto que vi es tan maravilloso que alguien más lo tiene que ver!...), y así hasta que llegan otros que a su vez te muestran las suyas y de repente se te acaban los amigos y quieres mostrárselo a más gente y”…

Raúl, que con su película ha ganado la admiración y el cariño de la comunidad LGBTTTI (este 17 de mayo, por ejemplo, es parte de una campaña nacional contra la homofobia invitando a tuitear con el hashtag #ReaccionaMéxicoSinHomofobia), quiere volver a hacer una historia sobre chicas lesbianas: “Sí, otra vez (sonríe) pero de vampiras. Me preguntan que por qué otra vez, pero siempre digo, pues si apenas llevo dos. Aunque también quiero hacer una película sobre una mujer que se vuelve vengadora anónima que busca castigar a quienes violan la ley”.

El director valora el camino recorrido con “Todo el mundo tiene a alguien menos yo” y se refiere a su obra en femenino, con peculiar orgullo paternal: “Asumí que la película tiene su vida independientemente de mi. Creo que es como un hijo, o una hija en este caso. Cuando empieza a ir al kínder tú quieres llevarla de la mano hasta la silla del salón, y cuando sale quieres ir por ella y llevarla directito a la casa y que no le pase nada y así, pero la película ahorita ya es como una niña un poquito más grande que tiene que ir a la tienda sola, y que aunque te pone nervioso, ya puede caminar de regreso a casa”.

¿Te sorprendieron las nominaciones al Ariel?
“Claro que me sorprendieron. Yo no esperaba ni una sola nominación. Alguien me mandó un mensajito avisándome y pensé que era una mala broma. Los premios están bien padres, digo, no es algo que buscas o esperas, pero es muy gratificante que alguien reconozca tu trabajo”.

Raúl ha estado previamente en dos entregas del Ariel, una de las cuales asistió sólo por que deseaba ver a su maestro Ayala Blanco recibir la Medalla Salvador Toscano: “me parece absurda esta idea de poner a competir a las películas porque no es una carrera. Pensar que una película es mejor que otra, me parece un poco complicado, pero es parte de la industria del cine y si queremos que haya una industria del cine mexicano tenemos que tener unos premios que importen. Si me dan alguno me van a hacer muy feliz, especialmente el de fotografía, para Jero”.

Cineasta universitario perseverante, Raúl Fuentes comienza su camino con el pie derecho, consciente de la huella que dejó en él su paso por las aulas universitarias y así lo define: “… la parte de la formación humanística, creo que es muy importante. Es lo que te puede distinguir de simplemente saber usar los fierros, hay algo ahí que se te mete al estudiar en la UNAM  y eso sí no lo encuentras en ningún lado”.

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