Por Raúl Miranda 

Las siguientes notas pretenden registrar la crónica y analizar la presencia de Sam Peckinpah en México. Recuperar la presencia en nuestro país de este apreciado-menospreciado realizador.  

La presencia fílmica de Sam Peckinpah en México, se encuentra testimoniada en cuatro de sus películas filmadas aquí: Juramento de venganza, La pandilla salvaje, Billy the Kid, Tráiganme la cabeza de Alfredo García.  

El cine de género “western” norteamericano y su derivado las “road movies” no se limitaron a espacios geográficos propiamente estadounidensess (Texas, California, Nuevo México). Inevitable fue que Hollywood ocupase la frontera con México y que incluso incursionara en territorio mexicano para mejor desarrollo de sus temas. Hemos observado cómo es utilizada la diversidad regional del país para la representación fílmica de fuga existencial y delincuencial.  

México aparece, en términos relativos, como un lugar lejano, muchas veces inhóspito, otras exótico, paradisíaco, pero que ha servido bien al género en el que los personajes desarrollan la vivencia de huir, escapar, pasear, permanecer o morir en tierra extraña. 

Sin embargo, creo que Sam Peckinpah, al igual que John Huston (con quien comparte notoriamente afinidades), aportó matices a esta visión. Reflexionar sobre su trabajo referido a México permitirá dar un ejemplo acerca de la influencia cultural y geográfica mexicana en el arte cinematográfico extranjero, como sigue:     

Que Peckinpah se inscriba en el cine de “acción”, y que sus películas sean historias de tiroteos, de aventuras, “road movies”, “westerns”, policiacas o bélicas quizá lleva a que los especialistas no se refieran a él como un creador de cine de arte, al estilo de Fellini o Antonioni. Por lo demás, no creo que a Peckinpah le preocupara esa situación; lo mismo a Walter Hill o John Woo, sus notables herederos. Pero los aficionados a Peckinpah gustan hablar de una “poética”,[1] de un estilo, de unos temas. 

Sus personajes son rebeldes, proscritos, solitarios, individualistas, “héroes trágicos”, inadaptados, desarraigados, disidentes sin familia que no encuentran estabilidad, trasnochados, románticos sin amor, violentos sin salida posible. Personajes crispados que no buscan el honor, la comodidad. De hecho resulta muy difícil llamar a los personajes peckinpaheanos héroes: se trata de forajidos, asesinos, expresidiarios, pero con enemigos tan detestables que surge empatía hacia aquellos.     

Coguionista de la mayoría de sus películas, Sam Peckinpah (1925-1984), a su vez fue alumno de escritura del realizador Don Siegel. De éste aprendió la rudeza de sus tratamientos, pero sobre todo la destreza y velocidad del montaje. Tan es así, que ahora podemos decir que existe una cadena creativa como sigue: Siegel-Peckinpah-Hill-Woo.    

El “Hombre de hierro”, uno de sus sobrenombres, se forma en la televisión realizando seriales, precisamente con temática “western”. La reputación obtenida es tal que pasa a la dirección fílmica de dos obras de dicho género: Obsesión de venganza (Deadly Companions, 1961), ópera prima repudiada por su autor cuando el productor la reeditara; y Pistoleros al atardecer (Ride the High Country, 1962), curiosamente de factura clásica.[2]     

Le seguirá Juramento de venganza (Major Dundee 1964); otro lío con la productora, en este caso la Columbia, y una edición que altera la propuesta de Peckinpah. La película fue filmada en México, país por el que sentía un gran aprecio, y de hecho en sus historias la posibilidad de escape lleva el rumbo de México (véanse La huida y La pandilla salvaje). Su cine no se comprende en su totalidad sin el polvo del paisaje mexicano.[3]     

Con La pandilla salvaje (Wild Bunch, 1969) vendría la revelación internacional de Peckinpah. Cinta de culto, continuamente repuesta en las carteleras de muchas partes del mundo. La película contiene algunas de las secuencias más violentas del cine, ahora con múltiples imitaciones; las fuertes caracterizaciones de Robert Ryan, William Holden, Edmond O´Brien, Ernest Borgnine y Emilio Fernández derivaron en la apreciación que se trataba de la exaltación del machismo, de la misoginia, pero los peckinpaheanos hablaron de hombría, masculinidad, afecto, amistad y lealtad. El resultado fue un filme melancólico, nostálgico y lírico sustentado en planos a cámara lenta, zooms convenientes y montaje fragmentado.     

Peckinpah es impulsor de un cine de ambigüedad moral y creador de elocuentes pirotecnias en sus secuencias de violencia, es el artífice de filmes como La balada del desierto (Ballad of Cable Hogue, 1970), con la dulce prostituta Stella Stevens; Perros de paja (Straw Dogs, 1971), relato sobre la aridez de las matemáticas avanzadas en año sabático en pueblito inglés y lo que conlleva; La huida (The Getaway, 1972), partiendo de la novela negra de Jim Thompson; Hijo del torbellino (Junior Bonner, 1972), sutil descripción del mundo del rodeo; Billy the Kid (Pat Garret and Billy the Kid, 1973), con guión de Rudolf  Wurlitzer y música de Bob Dylan; Tráiganme la cabeza de Alfredo García (Bring Me the Head of Alfredo García, 1974), cinta tremebunda e infernal, nauseabunda y desoladora, y con sensual interpretación de Isela Vega; Aristócratas del crimen (The Killer Elite,1975), con la violencia del kung-fu; La cruz de hierro (Cross of Iron, 1976), narrada desde el punto de vista Nazi y desde los Panzers; Convoy (1978), una típica película de entretenimiento violento, según Leonard Maltin; ¿para qué más?     

El californiano vitalista Peckinpah no vivió solo, lo acompañaron su cinefotógrafo habitual Lucien Ballard, su editor Louis Lombardo, las partituras de Jerry Fielding, los actores Warren Oates y Steve McQueen, e intimamente su esposa, la actriz mexicana Begoña Palacios.[4]     

Así, cuatro son las películas de Peckinpah filmadas en México:    

Juramento de venganza (Major Dundee, 1964); producción de Columbia, con Charlton Heston, Richard Harris, Senta Berger, Ben Johnson y James Coburn. Se estrena en México el 16 de junio de 1966, en los cines México y Ariel. Cinco semanas con exteriores totalmente filmados en México, cuyas locaciones fueron: El Saltito (Durango), Chilpancingo (Guerrero), Monterrey (Nuevo León) Cuautla, Tlayacapan, Tehuixtla, Tequestitengo (Morelos), La Marquesa, Mescala, Pachuca, San Juan Teotihuacan y los Estudios Churubusco.Fue éxito de taquilla en Estados Unidos. Aparecen los actores mexicanos José Carlos Ruiz (Riago), Aurora Clavel (Melinche), Begoña Palacios (Linda) y Enrique Lucero (Dr. Aguilar). México es el país en el que se centra todo el filme     

La pandilla salvaje (The Wild Bunch, 1969); producción de Warner Bros y Seven Arts. Se estrena en México el 1° de febrero de 1973 en el cine Polanco. Fue filmada en Durango, Parras y Torreón (Coahuila).     

Billy the Kid (Pat Garrett and Billy the Kid, 1973); producción de MGM y Sam Peckinpah, con James Coburn, Kris Kristofferson, Katy Jurado y Bob Dylan.. Se estrena en México el 19 de septiembre de 1974 en los cines Ermita y Briseño. Fue filmada en Durango.    

Tráiganme la cabeza de Alfredo García (Bring Me the Head of Alfredo García, 1973); producción de Optimus, United Artists, Conacine y Estudios Churubusco Azteca. Filmada en Edo. De México, Morelos y Distrito Federal. Se estrena en México el 13 de marzo de 1975 en los cines Pedro Armendáriz y Apolo Satélite.     

¿Cómo sucedió todo este afecto por México?: Sam Peckinpah buscaba locaciones en Tlayacapan, Morelos, para filmar Major Dundee. Relata el actor Jorge Russek que en esa circunstancia conoció a Peckinpah y se convertiría en su gran amigo.[5]     

No era la primera vez que Peckinpah visitaba México, país que le provocaba un efecto especial, ya había estado en diversas ocasiones, le gustaba andar en el camino (tal como escribiera Jack Kerouac, a quien había leído).[6]     

Como señalamos, Juramento de venganza es la primera cinta de Peckinpah ubicada en la geografía mexicana. Para Quim Casas (del magazine cinematográfico Dirigido por…), México es “la tierra que más ha visto desangrarse a los protagonistas peckinpahnianos, aunque un día sirvió para que los ‘héroes’ de La huida escaparan a la justicia americana…”[7] 

En el guión original aparecía una mujer estadounidense afincada en México, y un sargento mexicano. El resultado final  mutiló, debido a la reducción en su duración, el ritmo y el mosaico de personajes y la interrelación que se establece entre ellos.[8] Afortunadamente ha salido en formato DVD la versión extensa que recupera la visión del director.       

Leyendo los siguientes fragmentos del libro de Antonio Avitia (“La leyenda de Movieland”), entenderemos por qué se requería el espacio mexicano para tal filme:    … La persecución de los apaches y el intento de rescatar a unos niños que los indios han secuestrado, lleva a los hombres de Dundee a cruzar la frontera e internarse, sin bandera, en territorio mexicano. 

A la sazón, los soldados estadounidenses ya sin distinción de facción, arriban a un poblado que ha sido asolado por el Ejército Invasor Francés, en donde, tanto el mayor Dundee como su alter ego ex confederado se enamoran de una hermosa viuda. El rechazo de la viuda a las pretensiones amorosas de Dundee hace que éste se refugie en la ciudad de Durango y que mitigue su pena de amor en el alcohol y las mujeres. El jefe de los ex confederados rescata de los vicios a Dundee y lo conmina a que continúe con su liderazgo para acabar con los apaches. Una vez que los apaches son vencidos. Al momento en que las tropas estadounidenses van a cruzar la frontera con destino hacia los Estados Unidos, los hombres de Dundee tienen que enfrentarse, en medio del Río Bravo, contra los soldados de la Caballería Imperial Mexicana, integrada por franceses y mexicanos... “[9]

Del mismo Avitia retomamos la siguiente información: “Juramento de Venganza fue filmada, del 6 de febrero al 6 de marzo de 1964, en locaciones durangueñas, especialmente en El Saltito, y también tuvo locaciones, en el siguiente mes, en los estados de Morelos y Guerrero.”[10]